18 jul 2012

EL PODRIDO "XURELO" Y NUESTRO RESCATE EN LA MAR


Tenía ya ganas de un velero que me permitiese cuánto menos asomar la nariz al Atlantico y explorar las demás rías de Galicia, pero no tenía dinero para comprarme uno. En la primera mitad de los años 70 tres "señoritos" del Náutico de La Coruña me ofrecieron cambiarme un viejo velero de madera de 8 metros de eslora por mi Arcoa 520 de fibra, se trataba del tan famoso "Xurelo" del que al parecer todo el mundo sabía que buena parte de su tablazón e incluso algunas cuadernas estaban completamente apolilladas, menos yo que sólo me apercibí de la podredumbre de los fácilmente sustituibles techo y mamparos de la cabina.


Desmonté y guardé el mástil de madera también carcomido a la altura de la cruceta, y varios meses me pasé sustituyendo como buenamente pude parte de las cuadernas y de la tablazón del casco, revisando también su viejo motor Buck con encendido eléctrico y de manivela. Cuándo creí que al menos las cuadernas, el casco y el motor estaban renovados y operativos boté el barco a la mar, y en un tranquilo y soleado día de verano salí a probar el motor acompañándome María Luisa Sánchez, una buena amiga que era psicoanalista, la cuál vino acompañada de un paciente suyo que quería relajarse un poco en la mar.

Disfrutamos de una tranquila navegación a motor por la ría de La Coruña y todo fue bien hasta llegar a la altura de los acantilados del Seixo Branco, en dónde el viento comenzó a soplar con fuerza y la mar a levantarse con olas cada vez mas grandes rompiendo en los acantilados. A punto de virar para regresar al puerto el motor del "Xurelo" se paró y no hubo forma de ponerlo de nuevo en marcha ni con las baterías ni con la manivela, lancé el ancla y al poco tiempo se rompió el cabo, lancé la pequeña ancha de respeto que llevaba mientras seguía intentando encender el motor, la mar cada vez mas brava, el paciente totalmente agarrotado y agarrado a la base delausente mástil, mi amiga conservando la calma pero sin saber ni poder hacer nada, y yo cada vez mas mareado intentando encender el motor.

En vista de la cada vez mas problemática situación lancé unas bengalas y al parecer una pareja nos vió desde el Seixo Branco y se fué con su vehículo a avisar a la Guardia Civil, ésta pasó el aviso a la Cruz Roja del Mar, y cuándo ya estábamos próximos a las rocas con el ancla de respeto garreando aparecieron tres zodiacs de la Cruz Roja cruzándose entre ellas para lanzarnos sus cabos, trincados los cabos nos sacaron de allí, y luego la mas grande y potente nos remolcó hasta las instalaciones náuticas del Casino de La Coruña quedando allí fondeados. Al día siguiente publicaron la noticia en la prensa local poniendo algo así: Unos "señoritos" del Náutico a punto de irse contra las rocas en el Seixo Branco rescatados por la Cruz Roja del Mar.

Pero mi historia con el "Xurelo" no terminó ahí, de nuevo varé el barco en tierra y cansado de trabajar y meter dinero en él lo puse a la venta por la simbólica cantidad de 1.000 pesetas (12 $) con el fin de deshacerme del barco y de su documentación. Comprobando las reparaciones ya realizadas en cuadernas, casco y motor me lo compró un estudiante universitario de Vigo que también sin dinero tenía los mismos sueños que yo. Al cabo de unos días apareció en mi domicilio la madre del joven universitario acompañada de un abogado para reclamarme la devolución de las 1.000 pesetas. El colmo de los colmos fué que el abogado que la acompañaba era uno de los tres "señoritos" del Náutico de La Coruña que me habían vendido a mi el "Xurelo" !!!, al saberlo la buena señora se marchó abochornada.

Poco después el joven universitario le vendió el "Xurelo" por 5.000 pesetas (60 $) a un barbudo comerciante del Agra del Orzán, el cuál lo estuvo trabajando en tierra delante del Oceanográfico durante varios años hasta que se lo hicieron sacar de allí llevándolo con su enorme carro a la rampa de Oza. El "Xurelo" nunca mas volvió a navegar.