31 ago 2012

LA ANTIGUA "NUEVA GALICIA" Y LA BONITA REGION DE LOS LAGOS (CHILE)

A finales de marzo de 1981 en el trascurso de mi vuelta a Sudamérica estaba yo cruzando el desierto de Atacama (*) en el norte de Chile, el mas árido del mundo, camino de la capital del país, Santiago de Chile. Venía de visitar el lago Titicaca y la ciudad de La Paz (la capital de Bolivia), descendiendo desde allí a Tacna (Perú) y cruzado la frontera por Arica en el extremo norte de Chile, ya a orillas del Pacífico.

En Santiago de Chile me detuve un par de días para visitar su impresionante Museo de Arte Precolombino, y pasear tranquilamente por el centro histórico de la ciudad con su Plaza de Armas, la Catedral Metropolitana, el Palacio de la Moneda, la Iglesia de San Francisco, etc., continuando luego mi camino hacia el sur no sin antes visitar la turística ciudad costera de Viña del Mar y el montañoso puerto de Valparaiso.

En mi viaje hacia el sur camino de Valdivia me detuve en la ciudad de Concepción, capital del antiguo Reino de Chile en el siglo XVI, en donde desemboca el río de los "mapuche" (**) Bio Bio. Concepción es la ciudad mas grande de la Araucania y una de las mas importantes del país, visitando en sus cercanías el antiguo puerto ballenero de Talcahuano, hoy importante puerto pesquero y base naval en dónde se conserva el acorazado Huáscar capturado a los peruanos en la llamada "guerra del Pacífico" de 1879.

Ya en la bonita ciudad fluvial de Valdivia conectada al mar por el río del mismo nombre, ciudad fundada por el conquistador Pedro de Valdivia en 1544 y muy afectada por el gran maremoto de 1960 originado por un terremoto de 9,5 grados de intensidad, el mayor conocido hasta la fecha, el cuál entre otras cosas destruyó las antiguas murallas de la ciudad a excepción de dos únicos torreones. Valdivia es sede de la Universidad Austral de Chile, y allí recorrí sus tranquilas calles bordeadas de edificios de madera de los numerosos inmigrantes alemanes, visité su Catedral, la Plaza de la República y la avenida costanera bordeando el río Calle Calle en el que se adentran desde el mar los leones marinos, y visité en un barco turístico la isla de Mancera y la Bahía de Corral con los restos de sus fuertes españoles.

Dejando ya Valdivia continué hacia el sur en dirección a la ciudad de Osorno fundada por García Hurtado de Mendoza en 1558, una ciudad agrícola y ganadera sin mayor interés, por lo cuál continué mi camino hacia Puerto Mont pasando de largo la ciudad balneario de Puerto Varas adónde tenía la intención de regresar pocos días después. Puerto Montt es el principal puerto pesquero del país estando localizado a mas de mil kilómetros al sur de Santiago de Chile, es una ciudad bastante agradable con su vista del hermoso volcán Osorno, sus casas típicas de madera y su paseo marítimo, siendo además el punto de partida para visitar el Chile austral y la cercana isla de Chiloé a la cuál se accede fácilmente en ferry desde el pequeño puerto de Pargua, a unos 60 kililómetros al suroeste de la ciudad.

Chiloé, la antigua "Nueva Galicia", tiene unos 180 kilómetros de largo y unos 50 de ancho siendo la segunda isla mas grande de Chile, de clima fresco y muy lluvioso cuenta con verdes colinas cultivables en el norte y con grandes zonas boscosas en el sur, amén de abundantes bancos de pesca en todo su litoral y en sus casi cuarenta pequeñas islas e islotes cercanos. Sus habitantes, muy reservados y casi todos descendientes de españoles y de indios "huilliches" y "chonos" (**) viven en sencillas casas de madera muchas de ellas sobre pilotes, abundan las bonitas iglesias, y la mitad de sus habitantes se concentran en los pequeños pueblos de la parte oriental de la isla de clima mas suave y costas mas protegidas que las de su parte occidental, siendo su capital la pequeña ciudad de Castro fundada en 1567.

En Chiloé me pasé unos estupendo días recorriendo tranquilamente los paisajes y pueblos de la isla, saliendo de pesca con algunos nativos por los islotes cercanos y poniéndome las botas con sus riquísimos guisos de pescado y muy sabroso marisco, regresando luego a Puerto Montt para desde allí continuar hasta la cercana, preciosa y turística localidad de Puerto Varas situada a orillas del gran lago Llanquihué, justo enfrente del hermoso volcán Osorno cuyas cónicas laderas y su cumbre nevada se refleja en las tranquilas aguas del lago. Puerto Varas parece mas una ciudad alemana que chilena debido a la fuerte inmigración del siglo XIX y ello se refleja en sus hermosas casas y blancas iglesias de techos rojos y torres puntiagudas. Puerto Varas tiene además una bonita playa y allí me quedé un par de días.

Bordeando por el sur el lago Llanquihué salí hacia el este en dirección a Petrohué situada al pié del volcán Osorno, parando en el camino para ver y bañarme en las bonitas cascadas del río del mismo nombre con sus aguas de un color verde esmeralda profundo, para luego, embarcado en un lanchón de pasaje y carga, cruzar de oeste a este el lago de Todos los Santos para llegar al pequeño puerto lacustre de Peulla en dónde pasé la noche. Peulla es la última localidad chilena y allí tuve que despachar la salida del país antes de emprender en una camioneta por una preciosa pista ascendente de montaña rodeada de abetos (me recordó mucho los paisajes canadienses) el camino hacia la frontera con Argentina, cruzando la cordillera de los Andes por el llamado paso de Pérez Rosales para llegar, ya descendiendo por el lado este la cordillera andina, a la pequeña localidad argentina de Puerto Frías.

Tramitada en Puerto frías la entrada en Argentina me embarqué de nuevo por el lago del mismo nombre hacia Puerto Alegre, y seguidamente y ya en un pequeño ferry, atravesando de oeste a este el lago Nahuel Huapi, hacia la localidad de Puerto Pañuelo en donde, después de visitar los alrededores, tomé un autobús hacia la ya cercana y turística ciudad de Bariloche.

(*) En el desierto de Atacama, considerado el mas árido del mundo, hay zonas que no han visto una sóla gota de lluvia en mas de 400 años, contando sin embargo con una gran riqueza minera, salinas, algunos fértiles oasis, agradables ciudades coloniales como San Pedro de Atacama, y con muchas y maravillosas playas en sus mas de 2000 kilómetros de costa, sobre todo en su parte sur de Coquimbo y La Serena.

(**) Los indios "mapuches" (denominados "araucanos" por los españoles), son los originarios habitantes de la región de la Araucanía y se resistieron a los incas y a la conquista española durante casi 300 años, principalmente en la cordillera andina y en la cuenca del río Bio Bio. Los "huilliches", también de la etnia "mapuche", habitaban la Región de los Lagos y de la isla Chiloé. Los "chonos", mas primitivos y conocidos como canoeros y cazadores marinos son un grupo étnico aparte, habitaban las pequeñas ensenadas e islas costeras desde Chiloé hasta las islas Guaitecas, en la Patagonia chilena.


26 ago 2012

MIS TRAVESIAS POR EL GOLFO DE BENGALA Y EL MAR DE ANDAMAN (INDIA Y THAILANDIA)

A principios de 1998 conseguí a muy buen precio un vuelo ida y vuelta de Londres a Chennai (la antigua Madrás, en el sureste de la India) válido por dos meses. Después de alojarme en un económico hostal y mientras indagaba la manera de llegar a las islas de Andamán y Nicobar (*) sin tener que desembolsar mucho dinero me dediqué a recorrer primero la ciudad de Chennai, la capital de Tamil Nadú, fundada por los portugueses y mas tarde colonizada por los ingleses, visitando como no el antiguo fuerte de St. George, la iglesia de Santa María, la catedral de Sam Thom, los templos de Kapaleswar y de Sri Parthasarathy, la playa de Marina Beach que es según dicen "la segunda playa mas larga del mundo"? con su vistoso palacio Chetpauk, etc.

Después de comprar un billete de litera en el viejo ferry de Chennai a Port Blair (la capital de las islas Andamán y Nicobar) para la siguiente semana, tomé un autobús hacia el interior para visitar en "rickshaws" la ciudad sagrada de Kanchipuram con sus famosos "mil" templos entre los que destacan el de Ekambareswarar dedicado a la diosa Shiva, y el de Kamakshi Ammán dedicado a Parvati, regresando luego en autobuses locales hacia la costa bordeando el río Palar camino de la ciudad "dravidiana" de Mahabalipuram con sus también famosos templos Shore dedicado a Shiva y Vishnu y su templo en la roca Mahisasuramardini, remontando luego por la costa en busca del mucho mas tranquilo pueblo costero de Covelong situado a pocos kilómetros al sur de Chennai con su bonita playa para pasar allí una relajante jornada antes de tomar al atardecer del día siguiente, bien provisto de provisiones, el ferry hacia Port Blair.

Menudo ferry !, un buque desvencijado y abarrotado, sucio, maloliente y bochornoso en el que pasé 3 noches y 3 días agobiantes sin poder dormir en mi litera por el calor y la humedad que había, al menos de noche en la cubierta conseguías respirar un poco a pesar de la calma chicha total, y así, abotargado y aburrido llegué por fin a Port Blair la capital de las islas Andamán y Nicobar, una pequeña ciudad fundada por los ingleses como colonia penitenciaria y que hoy cuenta con puerto, aeropuerto, y unos cien mil habitantes la mayoría hindúes emigrados del continente. En el centro de la ciudad rodeado de colinas se encuentra el activo Aberdeen Bazar que abastece a toda la región, y en su empinada calle principal todo son hostales, tiendas, pequeños restaurantes, cafés y pastelerías, y amén de su pequeño pero interesante Museo Antropológico poco hay que hacer como no sea alguna excursión en lancha a los cercanos islotes de North Bay, Viper (la antigua isla presidio) y Ross.

Después de un par de días en Port Blair tomé un pequeño ferry hacia la pequeña y paradisíaca isla de Neil  alojándome en una cabaña con ventilador y mosquitera en la playa de Sunset Point en dónde pasé dos días bañándome y buceando con gafas y tubo (no hay mucha profundidad) en busca de los raros "manaties hugones" sin conseguir ver ninguno. Desde Neil tomé de nuevo el pequeño ferry hacia la isla de Havelock, la mas "turística" de las islas Andamán que al menos contaba con un precario internet, alquiler de bicicletas y ciclomotores, y alojamiento en cabañas y bungalows algunos de buena calidad.

Havelock tiene unos 100 kilómetros cuadrados y todas sus localidades y playas están numeradas y enlazadas por un desvencijado autobús que recorre las dos únicas estrechas carreteras que confluyen en la llamada nº 3, Govind Nagar, el principal pueblo en el centro de la isla, en cuyas proximidades conseguí un alojamiento económico y en dónde alquilé un ciclomotor para recorrer tranquilamente en los siguientes días todos los rincones de esa maravillosa isla bañándome y buceando en las playas de Radhanagar, la mas bonita de la isla con una preciosa puesta de sol, Elephant Beach la mejor para bucear junto con los arrecifes del Faro, la bonita playa nº 5 en dónde se concentra el mayor número de alojamientos de la isla, etc.

Estaba en un chiringuito de la playa nº 1 (la playa del embarcadero de Havelock) tomando entre baño y baño una cerveza mientras pensaba en ir regresando ya a Port Blair para indagar algún vuelo barato a algún lugar de la India (quería evitar regresar de nuevo a Chennai en el lento y desastrado ferry y desde Port Blair no había vuelos internacionales) cuando veo desembarcar en una zodiac a una pareja inglesa de mediana edad que se sienta en la mesa de al lado en la terraza del chiringuito. Comenzamos mal que bien a charlar en francés (mi inglés era malo), nos presentamos, me dicen que vienen en su velero desde Calcuta en dónde llevaban algunos años trabajando y que se dirigen a la isla de Phuket, en Thailandia, para ver de montar allí algún negocio. Enseguida me vino la idea y al cabo de un rato, después de contarles por encima mis singladuras con el "Vagamundo" les pregunto si podría acompañarles, hablan entre ellos y me dicen que lo van a pensar, que vuelva al día siguiente a media mañana.

Así lo hago y cuando me ven en el chiringuito desembarca James en la zodiac y me dice que le acompañe a ver el barco (un viejo motovelero ketch Narwik 35), que tienen espacio de sobra y que podría venirles bien un tripulante para ayudarles en las maniobras y en las guardias nocturnas en caso de torcerse el tiempo. James y Linda me enseñan el barco y me dicen que regrese por la tarde con mi equipaje. Después de despachar con la policía del puerto levamos ancla al atardecer poniendo rumbo sureste en dirección a las pequeñas islas thailandesas de Ko Surin (**), según me dicen un verdadero paraiso para el buceo al que ambos son aficionados. La travesía de unas 380 millas bajo un cielo estrellado, viento de través, mar llevadera y con el desayuno garantizado con la gran cantidad de peces voladores que caían sobre cubierta resultó verdaderamente placentera, y ya anocheciendo el tercer día fondeamos delante de la oficina del Parque Nacional para despachar a la mañana siguiente nuestra llegada.

En las islas Surin pasamos tres maravillosos días visitando el poblado "moken" (**) de Mu Ban Chao con sus piraguas y sus chozas sobre pilotes, bañándonos en Hat Mai Ngan y en muchas otras de sus playas, y buceando entre otros en los maravillosos fondos de coral de Richelieu Rock a unas 10 millas al este, considerado por los expertos uno de los diez mejores del mundo, así como en el canal entre Ko Surin Tai y la pequeña isla sureña de Ko Khai desde donde un anochecer partimos ya hacia el sur en busca de las escarpadas y graníticas islas de Similán, fondeando ya amaneciendo en la isla de Ko Miang, la segunda en tamaño de las nueve islas, al objeto de despachar nuestra entrada en el parque nacional. En las rocosas Similán pasamos un par de días bañándonos en sus maravillosas calas de arena finísima y blanca como la nieve y buceando en sus también maravillosos fondos de coral del Este del Edén y de la Roca del Elefante, antes de partir de nuevo al anochecer hacia Phuket, nuestro destino final.

Hasta entonces las condiciones metereológicas habían sido muy buenas para la navegación, pero las 90 millas que nos separaban de Phuket se nos hicieron eternas, comenzó a levantarse un fuerte viento del sur, a encresparse la mar, y no tuvimos mas remedio que arriar velas excepto la mayor con dos rizos y poner motor peleando con la mar durante mas de 30 horas hasta conseguir refugiarnos ya de madrugada en la protegida bahía de Patong, en el suroeste de la isla, bajando en la zodiac a su famosa playa después de dormir, derrengados, unas cuantas horas. Al día siguiente ya con la mar en calma bordeamos el sur de la isla para dirigirnos a Chalong Bay para despachar allí los trámites de aduana e inmigración.

En Chalong Bay me despedí de James y Linda deseándoles suerte en su nueva vida, y me fuí con mi mochila hasta la fea y sucia Phuket para obtener información del país y de las posibilidades de regresar a Chennai (Madrás) al ir agotándose el tiempo disponible, encontrándome con que la mejor y casi única opción era en avión desde Bangkok por lo qué, después de comprar un billete de avión y de visitar al norte de Phuket otro pequeño poblado de "moken" (gitanos del mar) me dirigí en autobús hacia la ciudad de Phang Nga para visitar desde allí en piragua a motor bordeando tupidos manglares sus altísimos acantilados rocosos plagados de cuevas, el poblado musulmán de Ko Panyee con sus casas de madera sobre pilotes, así como el famoso islote rocoso de Ko Ta Pu mas conocido como "la isla de James Bond".

De vuelta a Phang Nga tomé otro autobús a Surat Thani, ya en el golfo de Thailandia, ciudad sin ningun interés a excepción de sus puestos de comida y carritos callejeros en los que puedes comer casi de todo, incluidas cucarachas, grillos y gusanos fritos, y desde allí un tren nocturno que después de un largo recorrido me llevó hasta la turística ciudad balneario de Hua Hin con sus hermosas playas y sus pequeños alojamientos y restaurante de marisco sobre pilotes al borde del mar. Desde Hua Hin tomé otro tren hacia la ya cercana y polucionada Bangkok, la capital del país que ya conocía desde hacía muchos años, alojándome en el ajetreado barrio de Sukhumvit y visitando de nuevo el Grand Palace, el templo del Buda Esmeralda, el Wat Pho, etc. antes de tomar el avión para Chennai (Madrás) y regresar desde allí via Londres a España desde dónde envié algunos datos sobre las islas a la editorial de guias de viajes alternativos con la que sigo colaborando esporadicamente desde entonces.

(*) Las islas Andamán y Nicobar aunque pertenecen a la India están situadas en el Golfo de Bengala mas cerca de Myanmar (Birmania) y de Thailandia y localizadas en la cadena montañosa submarina que desciende desde Myanmar hasta Sumatra (Malasia). Algunas zonas e islas de las Andamán están abiertas a los turistas mediante un rutinario permiso que se obtiene en Port Blair, pero las Nicobar, en dónde se concentra el mayor número de razas primitivas de la zona están totalmente prohibidas a los viajeros.

(**) El archipiélago de Ko Surin localizado en el mar de Andamán a unas 30 millas de la costa de Thailandia está formado por cinco islas siendo las dos mas grandes Ko Surin Nua y Ko Surin Tai, al igual que las Similan es uno de los emblemáticos parques naturales marinos de Thailandia y un verdadero paraiso para el buceo. Las islas están habitadas por los famosos "moken" (gitanos del mar) que al igual que en otro poblado al norte de la ciudad de Phuket se libraron del tsunami del año 2004 al escapar colinas arriba alertados por sus perros.

23 ago 2012

"PASEANDO" POR EL ANTIGUO IMPERIO MAYA (2ª Parte)

DE LOS "GARIFUNAS" DE LIVINGSTON (GUATEMALA) A LOS "MAYAS" DE COZUMEL (MEXICO)

Resueltas mis gestiones en la capital de Guatemala y después de una breve visita por la parte antigua de esa muy peligrosa ciudad tomé un autobús hacia el este camino de Chiquimula, una provinciana ciudad sin ningún interés a excepción de su basílica de Esquipulas con la "milagrosa" imagen de su Cristo Negro que atrae a miles de peregrinos de toda Centroamérica.

Chiquimula es la base de partida para visitar (adentrándose unos pocos kilómetros en la vecina Honduras) las célebres ruinas de Copán, sin duda el mas importante conjunto arqueológico maya en lo que a estelas funerarias con tallas en alto relieve se refiere, amén de su Acrópolis, su escalinata Jeroglífica, su Juego de la Pelota y su impresionante altar Q con los 16 primeros reyes de la dinastía tallados en su contorno.

Regresando a Chiquimula tomé otro autobús de nuevo hacia el este camino de la localidad de Los Amates, para visitar desde allí las cercanas ruinas mayas de Quiriguá con sus estelas y calendarios tallados y sus gigantescos monolitos, alguno de mas de 10 metros de altura, continuando luego a través de esa región bananera hacia Puerto Barrios, la peligrosa ciudad portuaria de Guatemala a orillas del mar Caribe con sus casas de madera y su río Las Escobas con varias piscinas naturales de agua cristalina.

En Puerto Barrios tomé una embarcación para, a través de la gran bahía de Amatique, llegar al pequeño y alegre pueblo pesquero "garifuna" (*) de Livingston localizado en la desembocadura del Rio Dulce, el cuál no tiene acceso por ninguna pista ni carretera. En Livingstone me detuve un par de días para descansar, bañarme en sus pequeñas playas y en las cascadas de los Siete Altares, salir a pescar en la canoa de algún nativo, y pasear por su empinada calle principal en la que se encuentra todo el pequeño comercio, bares y cafés de la localidad.

Por un paraje de escarpados acantilados y exuberante vegetación reflejándose en las aguas, uno de los paisajes mas bonitos que he visto en mi vida, remonté en piragua el navegable Río Dulce hasta la localidad que lleva su nombre (antes llamada Fronteras) situada al este del lago Izabal, visitando su pequeño pero muy bonito Castillo de San Felipe construido por los españoles alrededor de 1640 para defenderse de los piratas y corsarios ingleses.

En la cabina de un camión con decenas de nativos hacinados en su caja y teniendo como compañero de viaje a un silencioso austríaco gordo, barrigudo, renqueante y sesentón (al igual que yo ahora) emprendimos por una larga y pesada pista la ruta hacia el norte atravesando la inhóspita selva del Petén para llegar a la tranquila y bonita ciudad de Flores localizada en una isla comunicada con tierra en el lago Peten Itzá. Flores con sus calles adoquinadas, sus bonitos edificios de color pastel, su Iglesia Colonial y su Plaza Central, amén de sus excursiones por el lago, su espléndido Mirador y su cuevas de Actun Kan es el lugar ideal para sentar base y visitar desde allí las cercanas ruinas de Tikal.

La antigua ciudad maya de Tikal con sus sesenta kilómetros cuadrados, su gigantesca pirámide conocida como Templo IV de unos 70 metros de altura, así cómo el del Gran Jaguar de casi 50 metros, su Gran Plaza con la Acrópolis Central y la Acrópolis Norte, su plaza de los Siete Templos con la pirámide del Mundo Perdido, el Juego de la Pelota y la Acrópolis Sur fué durante el reinado del Gran Jaguar a mediados del siglo VIII una de las ciudades mas poderosas de todo el continente americano, siendo sin duda alguna el complejo arqueológico mas importante de Guatemala, y, junto con Chichén Itzá y Uxmal en el Yucatán mexicano, uno de los tres mas importantes de todo el antiguo imperio Maya.

Desde Tikal regresé a Flores para tomar ya al día siguiente desde la muy cercana San Benito un desvencijado autobús qué, por una desastrada pista en dirección este, me condujo a la frontera con Belice, deteniéndome poco después en el pequeño pueblo de San José Succotz para tomar a la mañana siguiente un pequeño trasbordador de manivela para atravesar el río Mopán y llegar a las ruinas mayas de Xunantunich, con su pirámide El Castillo de unos 40 metros de altura y el impresionante friso en altorelieve que la bordeaba. Desde San José tomé un nuevo autobús que ya por carretera asfaltada me condujo hasta Belmopán, la actual capital de Belice, una ciudad sin interés en la que me detuve sólo para dormir y visitar a la mañana siguiente sus ruinas mayas antes de continuar mi camino hacia Belice City.

Belice City, la antigua capital del país a orillas del mar Caribe, con sus calles desastradas y sus canales nauseabundos es una ciudad peligrosa en la que no conviene detenerse como no sea para visitar desde allí alguno de sus cercanos "cayos" como el Caulker y el mas famoso y caro Cayo San Pedro con sus playas coralinas, aguas cristalinas y buenas infraestructuras náuticas y hoteleras. Continuando ya hacia el norte camino de Chetumal en la frontera con el Yucatán mexicano me detuve en el camino para visitar las ruinas mayas de Altún Ha con su pirámide de Los Altares, sus templos de la Tumba Verde y del Atlas Amurallado en dónde fué encontrada la mayor escultura en jade de todo el imperio maya, una máscara de Kinich Ajhau (el diós del Sol) de unos cinco kilogramos de peso.

En Chetumal, la capital del estado de Quintana Roo me detuve sólo para dormir no sin antes visitar su museo de la Cultura Maya, el mas grande y completo del país, partiendo luego hacia el norte por la costa este de Yucatán en dirección a las encantadoras ruinas del antiguo puerto maya de Tulum, situadas en un acantilado justo al borde de un mar de color verde esmeralda y al lado de una preciosa playa de arena blanca y fina en la qué, al menos en aquellos años, te podías bañar. Desde Tulum hice una escapada por una pista hacia el oeste para visitar las ruinas mayas de Cobá situadas entre dos lagunas en medio de la selva,  bañándome en las heladas aguas del Gran Cenote (**) localizado en sus proximidades.

Retornando a la carretera federal me detuve en el pequeño puerto pesquero de Akumal y en el precioso Cenote Manatí (así llamado por la gran cantidad de manatíes que a él llegaban por una larguísima cueva conectada con el mar) para bañarme y practicar buceo en sus trasparentes aguas de color azul, continuando luego hasta la en aquél entonces tranquila y poco desarrollada Playa del Carmen (***) para tomar una barcaza hacia la isla de Cozumel (la mas grande del caribe mexicano) alojándome un par de días en su somnolienta y muy agradable capital San Miguel para desde allí recorrer la isla, visitar el parque nacional Chankanaab con su laguna, sus iguanas y sus delfines, bañarme en las preciosas playas del lado este, y practicar con los nativos en los arrecifes de su costa oeste algo de pesca y buceo.

De regreso a Playa del Carmen tomé un autobús a Cancún (***) para regresar desde allí a España.

(*) Los "garifuna", también conocidos como "caribes negros" por ser mezcla de los originarios indios "caribes" y esclavos negros deportados de la isla de San Vicente hacia Roatán se establecieron en algunos lugares de las costas de Belice, Guatemala, Honduras y Nicaragua, conservan su propio idioma mezcla de dialectos africanos, caribeños y francés, y se dedican fundamentalmente a la pesca.

(**) Los famosos y abundantes "cenotes" del Yucatán son pozos de agua naturales de diversas formas, tamaño y profundidad generados por el desprendimiento de la piedra caliza de su entorno causada por el desgaste de las corrientes de agua dulce subterráneas. En muchas ocasiones se comunican entre sí, acaban formando cuevas submarinas y después de muchos kilómetros desembocando en el mar.

(***) En 1991 Cancún todavía estaba llenándose de hoteles y expandiéndose, Playa del Carmen era un pueblo tranquilo con algunos chalets, y la famosa Riviera Maya todavía no existía (se creó en 1999). Al año siguiente de éste viaje, a comienzos del verano de 1992, regresé a Cancún como corresponsal turístico para continuar organizando desde allí la operativa de toda la zona maya, sin poder completar la temporada turística porque fuí expulsado por "trabajar ilegalmente en el país", había ingresado como turista y la "insinuante" encargada de la agencia receptiva contratada para nuestras operaciones me denunció a la policía por darles demasiada caña, pero fundamentalmente por puro despecho personal.


19 ago 2012

"PASEANDO" POR EL ANTIGUO IMPERIO MAYA (1ª Parte)

ME ROBAN A PUNTA DE CUCHILLO EN ANTIGUA (GUATEMALA)

En el verano de 1991 me encontraba trabajando en Cancún (México) como corresponsal turístico de una importante mayorista de viajes española, la cuál, una vez finalizado el agobio del verano (En aquellos tiempos agosto era conocido en todo el mundo como "el mes de los españoles") me ofreció la posibilidad de hacer un viaje de prospección por Yucatán (México), Guatemala, norte de Honduras y Belice con la finalidad de diseñar posteriormente un completo programa de viaje de unas tres semanas de duración por todo el antiguo gran imperio Maya.

Dejando atrás el conocido complejo arqueológico de Chichén Itzá con su grandiosa pirámide de Kukulkán, su gran Juego de la Pelota, su Cenote Sagrado, etc., así cómo la alegre ciudad de Mérida con su ambiente pueblerino me dirigí al suroeste en busca del conjunto arqueológico de Uxmal (uno de los tres mas importantes del antiguo imperio Maya junto con Chichén Itzá y Tikal en Guatemala) con su impresionante pirámide del Hechicero, su cuadrángulo de las Monjas, el palacio del Gobernador, la casa de las Palomas, etc., continuando luego hacia la costa camino de la ciudad de Campeche con su bonita plaza de San Francisco y su Catedral.

Desde Campeche en dirección suroeste me dirigí siempre en autobuses locales hacia la pequeña localidad de Palenque, situada en el estado de Chiapas (*), en dónde me detuve para visitar su antigua y preciosa ciudad Maya muy bien conservada con sus templos de las Inscripciones, del Sol y de la Cruz, su Palacio, su Acueducto, etc., así cómo las cercanas cascadas de Misol-Ha en dónde me bañé y pasé una noche antes de regresar a Palenque en busca de una plaza en una camioneta para llegar por una dificultosa pista en dirección sur hasta el lejano río Usumacinta que hace frontera con Guatemala y visitar allí, en plena sierra de los indios "Lacandones", las ruinas mayas de Yaxchilán y Bonampak con su famoso templo de los Murales.

De regreso a Palenque tomé una ascendente carretera en dirección a Ocosingo parando en el camino para visitar las bonitas cascadas del Agua Azul rodeadas de una exuberante vegetación. En Ocosingo, pueblo montañés sin ningún interés pasé la noche, continuando luego hasta la preciosa ciudad colonial de San Cristóbal de las Casas fundada por los españoles en 1528 alojándome allí un par de días para visitar la ciudad con su colorida Catedral, la Iglesia de la Merced y el museo del Ambar, el templo de San Francisco, la Alameda, el mercado de Dulces y Artesanía, etc., así como el cercano pueblo indígena de los curiosos indios "Tzotziles" (**) de San Juan Chamula con su iglesia de San Juan Bautista con centenares de velas de colores, su olor a mirra y copal, sus huevos frescos "para limpiar el cuerpo de malos espíritus", y sus gallinas de ofrenda destinadas al sacrificio.

Desde San Cristóbal me dirigí hacia el sur via Comitán para cruzar la frontera con Guatemala y llegar a la ciudad de Huehetenango fundada por Gonzalo de Alvarado en 1524 y situada ya en la montañosa región de los mayas "Quichés" (***) los cuáles todavía conservan su lengua original, visitando en sus cercanías el conjunto arqueológico de Zaculeu, la capital del antiguo reino maya "Mam" con sus plazas y templos piramidales, continuando luego hacia Quezaltenango, la segunda ciudad del país sin demasiado interés, después hacia Chichicastenango con su mercado el mas activo y colorido de todo Guatemala, y luego hacia la pequeña localidad turística de Panajachel, a orillas del maravilloso lago Atitlán.

En Panajachel me detuve un par de días para recorrer en piraguas el bonito lago Atitlán, el mas profundo de Centroamérica, en el cuál se refleja la cumbre del majestuoso volcán del mismo nombre, el mayor de los tres que lo rodean junto con el llamado Cerro de Oro, y visitar algunos de los pequeños poblados de sus orillas, entre ellos Santiago de Atitlán con la representación de su "espíritu" Mashimón muy reverenciado por los nativos, así como los agradables y tranquilos San Pedro y Santa Cruz de la Laguna. Desde Panajachel me dirigí hacia la lánguida y hermosa ciudad colonial de Antigua (antes Santiago de los Caballeros y la primera capital del reino de Guatemala), zona de frecuentes y destructivos terremotos pero que conserva en sus edificios y monumentos lo mejor de la arquitectura renacentista y barroca de toda Latinoamérica.

En Antigua tuve la vivencia mas peligrosa y desagradable de todo el viaje, regresaba ya de noche después de cenar a mi hostal situado en una callejuela de su centro histórico cuando se me acerca un nativo y ya a mi altura saca de debajo del poncho un gran cuchillo diciéndome tranquilamente que le entregase mi chaleco y vaciase los bolsillos del pantalón, miro hacia atrás y veo a otro nativo apoyado en la esquina del callejón, así que le entrego el chaleco y todo el dinero que llevaba encima, ya con el botín echa a correr y desaparece con su compañero, menos mal que había dejado mi pasaporte y la tarjeta de crédito en la caja del hostal al no haber podido cerrar la puerta de mi habitación con el candado que siempre llevo encima !

Desde Antigua me fuí ya hacia Guatemala, la peligrosa capital del país, al objeto de visitar la ciudad, contactar con alguna de las principales agencias de viajes receptivas del país, y reponer fondos para continuar luego hacia el este en busca de las ruinas mayas, razas, poblaciones y paisajes del norte de Honduras, norte de Guatemala, Belice y el este de Yucatán.

(*) Tan sólo tres años mas tarde, en 1994, el Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) encabezado por el célebre y siempre enmascarado comandante Marcos se levantó en armas en el estado de Chiapas reivindicando los derechos de todos los pueblos indígenas de México, llegando a tomar entre otros San Cristóbal de las Casas y Ocosingo en dónde se libró la mas sangrienta batalla de todo el conflicto.

(**) Los curiosos indios "Tzotziles" localizados en el alto Chiapas son agricultores y muebleros, los hombres visten pantalón corto y camisas hasta las rodillas con fajas rojas y sombreros de pico, y las mujeres "huipiles" cortos, faldas largas de color azul ó rojo y chales atados en los que llevan a sus hijos. Aunque son católicos entremezclan la religión con sus propios "chamanes" y ritos ancestrales.

(***) Los mayas "Quichés" asentados en el noroeste de Guatemala son los que mejor conservan la lengua, costumbres y cultura Maya, son agricultores y expertos tejedores y entremezclan también el culto católico con sus ancestrales ritos animistas mayas. Sus vestidos son muy variados según la zona pero las mujeres siempre con "huipiles" multicolores bordados con flores y pájaros, largas faldas rojas, negras ó azules, chales de colores en los que llevan a sus hijos pequeños, y muchos collares.


13 ago 2012

EN EL NORTE DE PERU, LOS "MOCHE", EL "CEVICHE" Y LOS "CABALLITOS DE MAR"

A mediados de febrero de 1981 en el trascurso de mi vuelta a Sudamérica entré desde el sur de Ecuador al norte de Perú por la provincia costera de Tumbes sin esperar demasiado de ésta región, la cuál me sorprendió por sus tranquilas y agradables playas, por la belleza de sus manglares, pero sobre todo por algo que ignoraba de la historia española en Sudamérica y es que fue en ésta provincia, en la conocida como Caleta de Cruz Pizarro, muy cerca de Tumbes, en dónde Francisco Pizarro inició en 1532 la conquista del Perú.

Desde Puerto Pizarro emprendí por la costa mi ruta hacia el sur deteniéndome primero en las hermosas playas de arena blanca de la muy agradable Máncora y luego en las de Talara ideales para el surf, y ya llegado a Paita, el principal puerto del norte de Perú, disfruté de su enorme playa Esmeralda de mas de veinte kilómetros de largo con sus casas sobre pilotes de madera antes de visitar la ciudad de Piura, la primera ciudad fundada por los españoles en Perú, con su hermosa Catedral y su ajardinada Plaza de Armas.

Regresando hacia el mar en dirección suroeste atravesé el desierto de Sechura para llegar a la reserva costera del cabo Illescas con sus algarrobos y sus grandes colonias de flamencos rosa, tortugas, lobos marinos, pinguinos de Humboldt, etc. antes de continuar hacia la región de Lambayeque y la ciudad de Chiclayo con su hermosa Catedral y su verde Parque Principal, todo ello enclavado ya en el antiguo territorio de los "Moche ó Mochicas"(*) y siglos mas tarde de los "Chimú"(*), ambos anteriores a la conocida civilización "Inca".

Luego de unos días visitando las pirámides truncadas de Sipán (aún no habían sido descubiertas las tumbas reales "Moche" con sus esqueletos cubiertos de oro ni la tumba del llamado "Señor de Sipán" con sus ropas guerreras y su pectoral de oro), así como los complejos arqueológicos de Huaca Chotuna con sus bajorelieves con aves, peces y serpientes bicéfalas, y el muy extenso complejo de Túcume con los restos de sus murallas, plazas y edificios monumentales, ambos ya de la posterior civilización "Chimú", continué mi viaje siempre al sur hacia Pacasmayo y mas tarde hacia Huanchaco, muy cerca ya de la histórica ciudad de Trujillo.

En las playas de Huanchaco de donde es originario el famoso "ceviche" peruano me llevé una muy agradable sorpresa y fué el descubrir y poder navegar en sus esbeltos "caballitos de mar" (**) confeccionados con la "totora" (una especie de juncos) que crece en sus cercanos pantanos, y con los cuáles todavía hoy en día los pescadores de la zona se adentran muchas millas en el océano Pacífico para pescar. Muy cerca de allí me esperaba otra gran sorpresa, las enormes ruinas de la gran ciudad amurallada de Chan Chan de unos 20 kilómetros cuadrados de superficie construida por los "Chimú", la ciudad de adobe mas grande de toda Latinoamérica con sus enormes murallas de mas de doce metros de alto y cinco metros de espesor, sus enormes aljibes y los muros interiores de sus diez ciudadelas decorados con llamativos altorrelieves de peces, pelícanos, olas, redes, etc.

Ya en la histórica y alegre ciudad de Trujillo fundada por Diego de Almagro en 1534, hoy capital cultural de Perú, me detuve un par de días para descansar y pasear tranquilamente por su bonito centro histórico con su emblemática Plaza de Armas, su gran Catedral, el monumento a la Libertad, la iglesia y monasterio del Carmen, el alegre paseo Pizarro, el lujoso palacio Itúrregui, etc., así como visitando sus cercanas "huacas" (pirámides sagradas) del Sol y de la Luna con sus murales y relieves, antes de continuar hacia Lima, la capital de Perú, parando en la industriosa y poco atractiva ciudad de Chimbote sólo para dormir.

En Lima "la capital de los reyes" fundada por Francisco Pizarro en 1535 estuve tan sólo dos días visitando lo principal de la ciudad, el centro histórico con su Plaza Mayor y su Catedral, los conventos de San Francisco y de Santo Domingo, el monasterio de las Nazarenas, etc. así como los museos de Arte Precolombino y el Arqueológico Rafael Larco con sus impresionantes colecciones de objetos de oro y plata y objetos eróticos de la época precolombina, tomando luego allí el llamado "tren del oxígeno" (suprimido no se porqué años después) camino de Huancayo, ya en el altiplano peruano, para iniciar allí la siguiente, sorpresiva y peligrosa etapa de mi recorrido por Perú.

(*) La avanzada civilización "Moche ó Mochica" habitó toda la región de Lambayeque en el norte de Perú entre los siglos I y VII d.c., sucediéndoles luego los "Chimú" desde el siglo VIII al siglo XIV d.c., y posteriormente los "Incas". Tanto los "Moche" como los "Chimú" eran expertos orfebres y constructores de canales de riego convirtiendo parte su desértico territorio en un verdadero vergel.

(**) Los llamados "caballitos de mar" de Huanchaco provenientes de las civilizaciones "Moche" y "Chimú" tienen forma de "kayak" con la proa muy larga, afilada y levantada y son mucho mas marineras y esbeltas que las tan conocidas "canoas" del lago Titicaca y algunas otras embarcaciones similares del delta del Nilo en Egipto construidas asimismo con largos tallos de "totora" entrelazada.


7 ago 2012

A MADAGASCAR EN UN VIEJO CARGUERO DE ARROZ

A principios de noviembre del 2003 estaba en Harare, la revuelta capital de Zimbabwe, alojado en una zona relativamente tranquila de chalets muy cerca del centro nuevo de la ciudad. Tenía todavía casi mes y medio disponible antes de volver a Nairobi para regresar desde allí a España y lo único que tenía que decidir era mi próximo destino, decidiéndome al fin por intentar llegar a Madagascar via Mozambique dado que además la editorial de guias de viajes alternativos con la que venía colaborando esporadicamente desde hacía ya algún tiempo tenía interés en completar algunos datos de la zona central de Mozambique y de la propia Madagascar.

Con ése objetivo tomé un autobús hacia la pequeña ciudad de Umtali (hoy Mutare) en el éste del país, una tranquila ciudad colonial de anchas calles y edificios bajos pegada a la frontera con Mozambique, un muy pobre, precioso y alegre país en el que entré por la región montañosa de Manica, la capital de un antiguo reino plagado de oro, continuando luego siempre por pistas en dirección éste hacia el océano Indico no sin antes detenerme en la pequeña localidad Chimoio para visitar las pinturas rupestres de Chimanimani con escenas de cazadores con sus lanzas y danzas ancestrales, llegando al cabo de unos días por pistas cada vez mas embarradas e incluso inundadas por el río Pungwe a la mozambiqueña ciudad costera de Beira.

Beira, a orillas del llamado Canal de Mozambique en el océano Indico es la segunda ciudad y el segundo puerto del país, tiene poco que ver y es bastante peligrosa, así que mientras visitaba la playa, el paseo marítimo, la catedral y el centro de la ciudad indagaba en las pocas agencias de viajes la manera de llegar a Madagascar, encontrándome con qué no había aviones ni ferries que hiciesen desde allí la travesía del canal de Mozambique, sugiriéndome todas ellas que debía desplazarme hasta Maputo, la sureña capital del país, a mas de 700 kilómetros de distancia, cuando tenía justo enfrente de mi la gran isla de Madagascar.

Sin saber que hacer me fuí hacia el puerto pesquero encontrándome en los alrededores a varios marineros gallegos que trabajaban para una filial de Pescanova, los cuáles, después de indagar en la Capitanía del puerto me indicaron que había un pequeño carguero malgache con arroz listo para zarpar hacia Mahajanga, el segundo puerto de Madagascar situado en el noroeste de la isla, y allí me fuí acompañado por el patrón de uno de los pesqueros quién consiguió que a cambio de unos cuarenta dólares me admitiesen a bordo. La travesía en el viejo, pequeño y herrumbroso carguero trascurrió sin novedad a excepción del sofocante calor que hacía, y al cabo de dos días llegamos a la costa y una vez pagado mi visado la policía de inmigración me dejó desembarcar sin problemas en el puerto de Mahajanga.

Mahajanga (Majunga) situada a la entrada de la bahía de Bombetoka es una alegre ciudad de mayoría musulmana con su agradable centro viejo y puerto antiguo plagados de mezquitas de altos minaretes, comercios y animados mercados, con un bonito paseo marítimo en el que se conserva y venera como sagrado un gigantesco baobad de "mil años" de edad, y varias buenas playas en sus alrededores. En Mahajanga me detuve un par de días y luego partí por una sinuosa carretera asfaltada hacia Antananarivo, la capital de Madagascar, situada en el centro de esa enorme isla-continente a unos 550 kilómetros de distancia, parando a dormir en la pequeña ciudad mercado de Maevatanana, a orillas del río Ikopa.

Antananarivo, capital del antiguo reino Merina de origen polinesio y hoy capital de Madagascar es una extraña e impactante ciudad muy diferente a todas las que había visto hasta entonces, por la asombrosa arquitectura de los edificios de un rojo y oscuro ladrillo que bordean su gran Avenida de la Independencia situada en el centro de ésta ciudad mezcla de oriente y occidente, por la Ciudad Alta con sus iglesias y las ruinas del Palacio de la Reina, por el ambiente de sus mercados "zomas" que no son ni hindúes ni africanos, por sus parques tranquilos, sus escaleras y sus calles empedradas, sus pintorescos restaurantes, sus cafés, pero también por las ruinas, la suciedad y la miseria en numerosos barrios de la ciudad.

Desde Antananarivo me fuí todavía por carretera asfaltada hacia Toamasina (Tamatave), la principal ciudad portuaria de Madagascar situada en el océano Indico desde la que se exportan grandes cantidades de clavo, vainilla, pimienta, canela, etc., así como oro, caucho y animales vivos. En Toamasina no había mucho que hacer a excepción de pasear por sus amplias avenidas bordeada de cocoteros y por sus bonitas playas en las que no te podías bañar a causa de los tiburones, así que después de un día allí tomé primero un desvencinjado autobús en dirección norte hasta la pequeña ciudad costera de Fenoarivo, y luego una camioneta hasta el ribereño pueblo de Soanierana Ivongo al objeto de embarcar allí en un pequeño y desastrado ferry que me llevó hasta la pequeña y bonita isla de Santa María.

La pequeña isla de Santa María (Nosy Boraha) alargada y estrecha, antigua guarida de piratas (*) de los que todavía se conserva un cementerio con tumbas y calaveras tiene en su minúscula capital Ambodifotrata la iglesia mas antigua de Madagascar. Santa María es una isla preciosa y muy tranquila que por su tamaño, su plana superficie y sus pistas de arena que llegan a todos sus pequeños poblados puedes recorrerla perfectamente en bicicleta, sus habitantes son muy amables y acogedores, sus lagunas y playas bordeadas de casuarinas y cocoteros son tranquilas y hermosas y en ella puedes ver desde delfines y ballenas en el horizonte hasta pequeños "lemures" (**) en sus bosques. Alojado en una económica pensión de trotamundos al borde del mar permanecí allí varios días pensando en cómo llegar a mi siguiente destino, el puerto de Antisiranana, en el extremo norte de Madagascar.

Ante la imposibilidad de continuar por la costa este de Madagascar mi ruta hacia el norte debido a las agrestes y despobladas montañas que me separaban de la ciudad de Antisiranana decidí dar un rodeo regresando rápidamente a Antananarivo para al siguiente día tomar allí un autobús que a través de la alta meseta central me llevó de nuevo hasta Maetanana, en dónde enlacé con otro local que ya en descenso y paralelo a la costa oeste de Madagascar me condujo en dirección norte hasta el pueblo de Port Bergé Vaovao en dónde pasé la noche, continuando luego en camionetas por unas carreteras y pistas sujetas a inundaciones y cada vez mas deterioradas hasta el cruce de Antsohihy y desde allí a la pequeña, agradable y relajada ciudad costera de Ambanja en dónde pasé la noche, situada en la desembocadura del río Sambirano, una zona de mucha producción de cacao, vainilla, pimienta y café.

Desde Ambanja me dirigí hacia el cercano puerto de Ankify para tomar allí una embarcación hacia la famosa  isla "caribeña" de Nosy Be (que hasta dispone de un aeropuerto al que llegan directamente turistas de Francia, Alemania y sobre todo Italia) con sus playas de fina arena blanca, sus cristalinas aguas de color turquesa, sus "lemures negros", sus esbeltas mujeres con coloridos "sarongs" y cestas de pescado fresco sobre sus cabezas, el permanente y perfumado olor del "ylang yang" y la "vainilla" , pero también con su extremo calor húmedo y sofocante y sus millones de agresivos mosquitos. En Nosy Be permanecí sólo un par de días continuando luego hacia mi último destino en Madagascar, la ciudad portuaria de Antisiranana, localizada a unos doscientos cuarenta kilómetros en el extremo norte del país.

Antisiranana (antes Diego Suárez) (***), enclavada en un promontorio dentro de una enorme y protegida bahía rodeada de montañas por todas partes es el tercer puerto mas importante del país y sin duda el paisaje marítimo mas bonito de Madagascar, con muchas pequeñas bahías y playas de arena blanca. Antisiranana es también una ciudad tranquila y agradable con sus casas coloniales, su colorido mercado y sus calles comerciales las cuáles desde la plaza 14 de Octubre descienden hasta el puerto. En Antisiranana me despedí de Madagascar embarcándome en un buque mixto de carga y pasaje que después de una corta escala en Moroni (la capital de las islas Comores, en dónde no me dejaron desembarcar) para dejar y embarcar carga y pasaje me llevó hasta Dar es Salaam, la principal ciudad y antigua capital de Tanzania.

En Dar es Salaam no hay mucho que ver a excepción del Museo Nacional en el que se conservan restos fósiles y huellas de homínidos que ya caminaban erguidos hace tres millones de años así qué, después de un par de días en la ciudad paseando por el mercado de Kariakoo y por las ajetreadas callejuelas del centro y disfrutando de su playa de Oyster Bay bordeada de palmeras en dónde me alojé, tomé un ferry hacia la cercana isla de Zanzíbar, "la isla de las especias" en dónde agoté mis últimos días por las estrechas calles de Stone Town con sus puertas talladas y sus hermosas mezquitas, recorriendo en autobuses locales los frondosos y perfumados bosques de vainilla y nuez moscada y los pintorescos poblados del interior de la isla, y disfrutando de sus playas y excursiones de buceo en viejos "dhows". Desde allí tomé un avión a Nairobi que tres horas después me conectó con mi vuelo de regreso a Madrid ya sin tiempo de bajar a la ciudad y despedirme de mi amigo Lorenzo del Amo que supongo seguirá allí viviendo.

(*) En septiembre del 2010, el cazatesoros Barry Clifford descubrió en las costas de la isla de Santa María los restos del "Adventure", el buque insignia del corsario William Kidd, el famoso "Capitán Kidd", abandonado por sus protectores ingleses y ahorcado en Londres en 1701.

(**) Los "lemures" (existen mas de cien especies diferentes) son unos primates parecidos a los monos con la cara y las orejas mas puntiagudas, son exclusivos de de Madagascar, se alimentan de hojas, frutas y pequeños invertebrados y tienen ojos brillantes y hábitos nocturnos.

(***) Diego Suárez fué un marino de origen galaico-portugués que llegó al norte de Madagascar alrededor de 1543 fundando la ciudad y el puerto que hasta hace poco llevaba su nombre en la bahía mas oculta, resguardada y fácil de defender de todo el Indico occidental.

(****) Como curiosidad añadiré que al noreste de "Diego Suárez" existen tres minúsculos y preciosos archipiélagos coralinos llamados "Agalega", "Rodrigues" y "Cargados Carajos", están agrupados en las "islas Mascareñas" que hoy en día pertenecen a la "República de Mauricio".


4 ago 2012

TRAS LAS HUELLAS DEL DR. LIVINGSTONE (MALAWI, ZAMBIA, ZIMBABWE)

A finales de septiembre del 2003 llegué a Nairobi (Kenya) en un vuelo de oferta de Iberia de ida y vuelta válido por tres meses, mi intención era visitar a mi amigo y antiguo patrón de ADINDA Lorenzo del Amo y a Carlos Santos que allí se encontraban viviendo, y luego recorrer de norte a sur Tanzania, Malawi, Zambia y Zimbabwe sin un destino a partir de ahí concretado. Encontré a Lorenzo en un chalet alquilado al norte de Nairobi aparentemente bien de salud y dedicándose a comprar al por mayor artesanías "masai" y "samburu" para enviarla a sus contactos en España. Hablando y recordando viejos tiempos Lorenzo me sugirió que me fuese a Madagascar ya que tenía muy buenas referencias de ese lejano y bastante desconocido país. Fué la última vez que vi a Lorenzo del Amo el cuál supongo seguirá viviendo feliz lejos de nuestro país.


Dado que ya conocía el sur de Kenya y el mucho mas interesante norte de Tanzania tomé un autobús expres directamente a la ciudad de Arusha visitando allí el hospital en el que había estado ingresado a causa de las "niguas" que años atrás se me introdujeron en el pié en el río Congo, y continué luego, ya en autobuses locales, primero por carretera y luego por rápidas pistas de tierra rojiza hasta mi primera parada, el pueblo de Kondoa Irangi, al objeto de visitar sus grutas con pinturas rupestres algunas con mas de 3000 años de antiguedad. Desde allí continué hacia Dodoma, la actual capital política de Tanzania desde 1973, una ciudad moderna sin ningún interés, siguiendo luego hacia Iringa, una ciudad construida por el ejército alemán a finales de mil ochocientos para defenderse del jefe Mkwawa cuyo cráneo se conserva todavía hoy en una urna de cristal en el museo de Kalenga, su pueblo natal.


De nuevo por carretera asfaltada llegué a la ciudad de Mbeya, una de las mayores "despensas" agrícolas de Tanzania dado que en sus bonitos valles y altas montañas se cultiva casi de todo, maiz, arroz, trigo, café, té, cacao, tabaco, etc., y estando ya muy cerca de la frontera con el norte de Malawi entré en ése pobre, maravilloso y acogedor país de "bantús" por el abarrotado puesto fronterizo de Kaporo, dirigiéndome desde allí a la pequeña ciudad de Karonga a orillas del lago Malawi (el antiguo lago Nyasa), y de ahí a la pequeña ciudad montañosa de Livingstonia con su misión presbiteriana y sus casas de ladrillo rojo, visitando desde allí el parque nacional Nyika, el mas grande de Malawi, el cuál cuenta además de los clásicos elefantes, búfalos, leones, etc. con la mayor concentración de leopardos de todo el Africa central.


Llegado a Mzuzu, la ciudad mas grande del norte del país me detuve unos días descansando y disfrutando de las playas "caribeñas" del lago Malawi en la cercana Nkhata Bay, en la cuál los nativos me contaron que  el año anterior "un comerciante fué arrastrado al lago por un cocodrilo y se salvó de milagro mordiéndo al cocodrilo en la nariz hasta que éste lo soltó". Desde allí seguí mi camino hacia la ciudad de Nkhotakota, en su tiempo refugio de comerciantes árabes de esclavos, en donde se encuentra el llamado "árbol de Livingstone" bajo el cuál al parecer el famoso explorador convenció al jefe tribal para que prohibiese la esclavitud en su territorio. Continuando hacia el sur llegué a las maravillosas playas de Senga Bay, en Salima, con variados y acogedores alojamientos que ofrecían económicas excursiones de senderismo a los ríos plagados de cocodrilos e hipopótamos así cómo de baño, pesca y buceo en alguna isla cercana.


Llegado a Lilongwe, la capital del país, me detuve un par de días haciendo tiempo en los cálidos y coloridos mercados y cafés de la parte vieja de la ciudad en espera de  los visados de mis siguientes paises Zambia y Zimbabwe (la antigua Rhodesia), entrando seguidamente en Zambia por el caótico puesto fronterizo de Mchinji camino de la pequeña y agradable ciudad de Chipata, punto de partida para visitar el principal parque nacional del país, el South Luangwa Valley plagado de todo tipo de animales, búfalos, impalas, leopardos, elefantes, hipopótamos, etc., regresando luego a Chipata para continuar desde allí directamente a Lusaka, la desagradable y peligrosa capital del país en dónde me detuve sólo para dormir tomando a la mañana siguiente un autobús directo hacia la histórica ciudad de Livingstone.


Livingstone se encuentra en el extremo suroccidental de Zambia, hace frontera con la ciudad de Victoria Falls en la vecina Zimbabwe y comparte con ésta las grandiosas cataratas Victoria (*) descubiertas por David Livingstone en 1885 en su descenso por el río Zambeze. Las cataratas tienen en su conjunto unos 1708 metros de largo y unos 108 metros de caída media desde una amplia meseta superior de piedra basáltica hasta un profundo cañón excavado en las rocas por el río Zambeze a lo largo de los siglos, levantando una cortina de agua vaporizada que en alguna ocasión alcanzó los 800 metros de altura, siendo la zona correspondiente a Victoria Falls en Zimbabwe, separada por un puente de hierro de Livingstone, la mas grande, larga y vistosa de todas. Los mejores meses para visitarlas son en la estación seca de septiembre a enero.


Entre Livingstone y Victoria Falls pasé unos tranquilos días haciendo excursiones en piragua por las aguas y pequeñas islas del río Zambeze en la meseta superior de las cascadas en las cuáles es muy frecuente encontrarse con elefantes refrescándose y bebiendo, y bañándome en la piscina natural mas peligrosa del mundo, la llamada "piscina del diablo" (**). Desde la turística Victoria Falls me desplacé en un pequeño camión unos doscientos kilómetros hacia el este por una pista infernal bordeando el río Zambeze a fin de llegar al artificial pero muy bonito lago Kariba, en dónde me detuve unos días para recorrer en piraguas, rodeado de hipopótamos y cocodrilos, algunas de sus muchas islas e intentar pescar, sin éxito, algún "pez tigre goliat" con sus enormes dientes afilados. Desde allí me dirigí hacia Harare (antigua Salisbury), la peligrosa capital de Zimbabwe, para decidir allí mi próximo destino.


 (*) Al igual que las cataratas de Iguazú son compartidas por tres paises (Paraguay, Argentina y Brasil), las cataratas Victoria son compartidas por Zambia y Zimbabwe. Duplican en tamaño a las del Niágara, y son similares aunque mas rectilíneas que las de Iguazú. 


(**) La "piscina del diablo" es una piscina natural cercana a la "isla de Livingstone" y situada justo en el borde rocoso de las cataratas a las que puedes desde ella asomarte, pertenece a Zambia, y te puedes bañar en ella sólo en la estación seca de septiembre a enero asumiendo el riesgo que supone una siempre posible e inesperada crecida del río.


1 ago 2012

RECULAMOS UNAS 70 MILLAS EN EL CANAL DE LA MANCHA ! (FRANCIA)

En junio del año 1993 estaba yo trabajando como delegado de la mayorista de viajes Politours para Galicia al tiempo que hacía el curso de Patron de Yate en la Escuela Náutica de La Coruña con el capitán de la marina mercante y prestigioso catedrático Juan Trigo del Río como director del mismo, ofreciéndome éste un día la posibilidad de efectuar una práctica de navegación a vela con su hermano Paco Trigo, también capitán de la marina mercante y catedrático en la Escuela Náutica de La Coruña.

Se trataba de traer un velero que Antonio Molina había comprado para su hijo en Dunkerque (noroeste de Francia) hasta La Coruña a través del Canal de la Mancha y del Golfo de Vizcaya, una zona en principio de duras condiciones de navegación. El velero en cuestión de nombre "Delivrance" era un anticuado Rush de 9 metros "disfrazado de regata", con un alto y delgado palo rojo de aluminio y burdas, tenía un compás y una radio VHF pero no GPS, y en aquél entonces un pequeño motor intraborda de gas-oil de tan sólo 6 CV de potencia que servía para entrar y salir de puerto pero poco mas.

Yo ya entonces tenía en la cabeza emprender en un futuro no muy lejano las singladuras con mi recién comprado velero "Vagamundo" el cuál estaba equipando y preparando para la navegación en solitario, y a tal fin estaba también haciendo el curso de Patrón de Yate. Por todo ello me venía de perlas ésa experiencia y práctica de navegación que me ofrecían consiguiendo de mi empresa 15 días libres dado que la duración en principio prevista de la singladura era de dos semanas. Con ése compromiso de tiempo máximo de navegación (sino tendría que desembarcar dónde me encontrase) acepté la propuesta.

Después de un par de días revisando el barco y gestionando la documentación partimos de Dunkerque hacia el cercano Calais con el "Delivrance" el experimentado y siempre agradable y paciente Paco Trigo (hoy finado) como patrón, el muy hierático y sufrido propietario Antonio Molina sin conocimientos ni experiencia en navegación, y un servidor con muchos sueños, entonces escasa experiencia en navegación y propenso al mareo. La prueba de navegación costera resultó exitosa y no tuvimos ningún problema a excepción de las largas demoras para entrar y salir del puerto de Calais a causa de las grandes mareas de mas de siete metros y los horarios de apertura y cierre de las esclusas.

Partimos de Calais un día a primera hora de la mañana con rumbo suroeste al objeto de virar el cabo Gris Nez y poner luego rumbo directo hacia la pequeña isla de Alderney, la mas norteña de las islas inglesas del canal, al noroeste de Cherburgo. Teníamos por delante unas 180 millas, aproximadamente día y medio de tranquila navegación si las previsiones metereológicas se cumplían. La mar estaba tranquila, soplaba viento suave del norte, y el único riesgo durante el primer día y la primera noche de navegación fué la intensa circulación de mercantes que en mas de una ocasión tuvimos que esquivar.

Ya mediado el segundo día las cosas comenzaron a cambiar, el viento comenzó a revirar hacia el oeste volviéndose mas fresco, la mar comenzó a encabritarse y el cielo se cubrió de nubes, y ya al anochecer cuando divisamos el cabo de la Hague al noroeste de Cherburgo el temporal se había desatado con viento fuerte de nariz y mar brava que ya sin foque, mayor rizada a tope y motor nos impedía avanzar. Toda la noche estuvimos por turnos peleando con el temporal siendo yo el primero, mareado, en irme a dormir un par de horas, viendo cuando me levanté ya recuperado bajo una intensa lluvia y a la luz de los relámpagos los impresionantes acantilados de la costa de Cherburgo, los cuáles en principio ya habíamos rebasado, a pocas millas de distancia por babor, así como los destellos de un faro que Paco no conseguía identificar.

La única explicación era que el temporal nos estaba haciendo retroceder, y cuando un par de horas antes del amanecer divisamos las luces de un puerto sin dudarlo pensamos en Cherburgo y hacia él ya con través nos dirigimos, amarramos el "Delivrance" en el primer muelle libre que vimos y nos echamos, empapados y agotados, a dormir. Cuando ya bien entrada la mañana nos despertamos la sorpresa fué tremenda, lo primero que vimos muy extrañados fué que había amarrados varios veleros con los palos desmontados y trincados a cubierta, y poco después en busca de un café un enorme letrero que ponía Le Havre. Con el fuerte temporal de nariz, la poca potencia de nuestro motor de tan sólo 6 CV, y una corriente en contra de unos 7 nudos como mas tarde supimos habíamos reculado unas 70 millas, librándonos de los acantilados de la costa este de Cherburgo de milagro !

Al atardecer del segundo día después de comprar un GPS y ya recuperados emprendimos de nuevo nuestra singladura rumbo a la pequeña isla de Alderney adónde arribamos sin novedad a la mañana siguiente. Entre unas cosas y otras a mi se me estaba acabando el tiempo así que Antonio Molina llamó a su hijo que ya estaba de vacaciones para que viniese en avión a la cercana isla de Guernsey y hacia allí nos dirigimos para hacer el relevo. El "Delivrance" aún tardó otras dos semanas en arribar sin novedad a nuestra ciudad La Coruña.

(*) Quiero añadir que ésa dura experiencia en mar abierto fué para mi algo impresionante y me reafirmó en terminar de prepararme yo y de equipar mi velero "Vagamundo" para emprender un año mas tarde mis singladuras en solitario. En cuanto a Antonio Molina resistió como un león siguiendo en todo momento las instrucciones de nuestro siempre paciente y tranquilo patrón el finado Paco Trigo, que en paz descanse.