30 may 2012

LAS SINGLADURAS CON MI VELERO "VAGAMUNDO" (2ª ETAPA)

ME PUTEAN EN EL PUERTO DE MALAGA Y ME MULTAN EN TORRE DEL MAR

Después de un par de días de descanso en Sesimbra (Portugal) y ya con un tiempo apacible y viento del noreste puse rumbo al puerto de Sines llegando ya anocheciendo al principio de su gigantesca escollera. Justo en ése momento estaba entrando en el puerto un petrolero y yo, deslumbrado por los numerosos focos de la refinería, del puerto y de los remolcadores y sin conocer el puerto no sabía hacia dónde dirigirme ni por dónde meterme, un remolcador que me vió me hizo señales con sus luces indicándome la dirección de una pequeña playa al pié de los acantilados y del castillo en dónde por aquel entonces se fondeaba.

Sines me encantó y allí pasé dos agradables días antes de zarpar de nuevo ya bien entrada la noche para, con viento en popa, cielo estrellado y mar llevadera navegar las 63 millas que me separaban del temido cabo San Vicente y doblarlo al amanecer. En ésa singladura me llevé un buen susto cuándo de repente oigo a estribor un fuerte resoplido, veo brillar y agitarse las aguas a mi costado emergiendo a poca distancia de mi velero una ballena. Doblé el cabo San Vicente alejado unas dos millas del mismo y rizando velas, lo que fué muy acertado porque nada mas virarlo me cayeron por babor unas fortísimas ráfagas de viento procedentes de sus acantilados. Poco después entré en Sagres pero no me quedé en su ventoso y desapacible puerto continuando mi singladura hasta Lagos, ya en el Algarve portugués.

En Lagos permanecí unos días fondeado en la muy pequeña y segura bahía de Alvor recorriendo y disfrutando de ésa cuidada y bonita ciudad, de sus calas, sus playas y sus alrededores.Me apenó abandonar Lagos pero cuando arribé a la laguna de Faro con sus arenosas islitas en la bocana rodeándola y protegiéndola se me pasó quedándome allí de nuevo unos días. De Faro continué hasta Vila Real de Santo Antonio fondeando una noche sin problemas en su pequeño puerto, y ya entrando en la costa andaluza española puse rumbo a Sanlúcar de Barrameda fondeando a la entrada del rio Guadalquivir no sin antes detenerme y bañarme en las solitarias y estupendas playas del Coto de Doñana. Sorteando luego la ciudad y bahía de Cadiz llegué y fondeé delante del pequeño puerto deportivo de Sancti Petri.

Desde Sancti Petri continué hacia Barbate para, al siguiente día, con buena mar y viento de poniente sortear los gigantescos remolinos que se originan antes de doblar Tarifa y dirigirme hacia Algeciras, delante de cuyas protegidas playas eché el ancla. Después de un día de descanso puse rumbo a Marbella pasando una noche en su viejo puerto, continuando ya al amanecer hacia Málaga en cuyo gran puerto quise atracar para comer y allí comenzaron los problemas, salto al muelle para asegurar en un noray la amarra de proa y mientras voy a hacer lo mismo con la de popa se me acercan dos vigilantes del muelle y sin decirme nada me largan la amarra de proa, les pregunto que pasa y me contestan de malos modos que allí no se podía atracar, les pregunto dónde entonces y me dicen que en ningún sitio, que me vaya de allí porque en todo el enorme y practicamente vacío puerto está prohibido atracar y fondear.

En vista de todo ello decido zarpar cansado y hambriento arribando ya de noche a Torre del Mar y fondeando para dormir en la arenosa caleta de Vélez Málaga, antes de la bocana del puerto deportivo. Muy de mañana y estando todavía durmiendo se acerca en un bote un marinero del puerto, me despierta a voces y me dice que entre al puerto ó me vaya, que allí no se puede fondear, miro a mi alrededor y no veo ninguna señal que lo prohíba, lo mando a la m..... me aseo y me pongo a desayunar, en ésas regresa el marinero con alguien que dice ser el director del puerto deportivo y sin decir nada se dirigen con el bote hacia la cadena del ancla intentando izarla, levanto el remo de respeto del timón que llevaba en cubierta para cambiarlo de sitio y sin hacer ademán de agredirles en ningún momento y se van. Unos meses después me llega a mi domicilio en La Coruña una cuantiosa multa de Puertos de Andalucía por desobediencia y por supuesto intento de agresión al director del puerto deportivo.

Desde Torre del Mar zarpé para Motril (Granada) y de ahí hacia Adra (Almería) en cuyo tranquilo y agradable puerto fondeé para esperar la llegada de mi mujer y de mi hermano que venían a pasar embarcados unos días de vacaciones.


 

28 may 2012

EL YEMEN Y LOS SEÑORES DE LA GUERRA

En la primavera de 1996 llevé un grupo de expedición del Museo Arqueológico de La Coruña a visitar el ya entonces unificado Yemen y el reino de Jordania. Empezamos el viaje por su actual capital Sanaá, la perla de la Arabia feliz, con sus originales y centenarios "rascacielos" de 5 a 7 pisos únicos en el mundo, su animada medina, los restos de sus antiguas murallas, su colorido zoco y su museo nacional. Lo primero que me llamó la atención visitando la concurrida medina fué que practicamente todos los hombres portaban en sus anchos y coloridos cinturones sus "jambias" y mascaban continuamente hojas de "qat" (*).

Camino del sur visitamos Dhamar, la única ciudad del Yemen sin murallas defensivas, la ciudad de Abb con sus murallas casi intactas, Jibia con su antiguo acueducto y su bonita mezquita, y la ciudad de Taiz, antigua capital del Yemen construida en el flanco norte de una impresionante montaña con su majestuosa mezquita y su palacio real, hoy museo nacional. En ése recorrido ya comenzamos a ver de vez en cuando algunos individuos con sus armas de fuego en bandolera (pertenecientes a los "ejércitos" privados de los llamados  "señores de la guerra") (**), muchos de ellos kalashnicov soviéticos y en varias ocasiones subfusiles de culata abatible fabricados por desgracia en mi propia ciudad, La Coruña.

Continuando hacia el oeste camino del Mar Rojo soslayamos el hoy fantasmagórico puerto de Mokha de donde se dice es originario el café, virando luego hacia el norte en ruta paralela a la costa hasta llegar a la antigua ciudad siria de Zabid con sus mas de ochenta mezquitas de las mas de doscientas que antes había y sus escuelas coránicas en dónde se inventó el álgebra. Al día siguiente y ya en ruta hacia Hodeidah nos desviamos por pistas de arena hasta una preciosa playa en la que había un gran asentamiento de refugiados somalíes, saliendo en unas grandes piraguas con los pescadores locales a bañarnos y bucear en unos pequeños islotes rocosos en las cálidas y trasparentes aguas del Mar Rojo.

Hodeidah es el principal puerto yemení en el Mar Rojo y aparte de su puerto pesquero no tiene demasiado interés. De allí salimos hacia el pequeño pueblo de Khamis Bani Saad y a través de unos muy pintorescos paisajes de montaña llegamos a Mahwit, una impresionante ciudad con antiquísimas casas construidas sobre peñascos rocosos, continuando luego hacia Tawila, una de las ciudades mas bonitas del Yemen con su grandiosa fortaleza construida sobre una gigantesca roca, "el nido de águilas" de Kowkavan con sus espléndidos paisajes, luego la hermosa ciudad de Thula a mas de 2700 metros de altitud con sus antiguos acueductos y cisternas, la muy pequeña ciudad amurallada de Hababa, y de nuevo Sanaá.

Salimos por segunda vez de Sanaá en ocho vehículos todo terreno en dirección noreste camino de la antigua ciudad de Baraqesh en la que sólo unos huevos y yogures para comer encontramos, virando luego hacia el este paralelos a la indefinida frontera con Arabia Saudí con dos vehículos de escolta militar, uno delante con ametralladora y otro de escoba con un pequeño cañón sin retroceso, adentrándonos ya en el desierto camino de las ruinas de Marib, la capital del antiguo reino de Saba en la ruta de las caravanas del incienso y la mirra que llegaron hasta el Israel del rey Salomón en el siglo X antes de Cristo. Visitando las ruinas de la ciudad oímos un disparo aislado poniéndose de inmediato los soldados en guardia (***).

Desde Marib y siempre con la escolta militar continuamos hacia el este adentrándonos cada vez en el inhóspito y arenoso desierto camino de las casi inexistentes ruinas de Shabwa, la antigua capital del reino del Haddhramaut, acampando en sus inmediaciones. Allí Raúl y un servidor que habíamos establecido un cierto contacto con los soldados que nos acompañaban tuvimos ocasión de hacer prácticas de tiro con sus kalashnikov. Al día siguiente y ya camino de Seyun nos dimos cuenta de que habíamos perdido al bueno de Raúl, se había despistado entre las ruinas y cuando se dió cuenta ya habíamos partido. Dejando al grupo descansando en un lugar seguro retrocedí con el guía nacional (****) y dos soldados de la escolta hasta que encontramos a Raúl sentado, aparentemente tranquilo y fumandose un cigarrillo.

Seyun, "la villa del millón de palmeras", con su gran palacio blanco de los antiguos sultanes que domina toda la ciudad es hoy la ciudad mas importante del valle del Hadhramaut. Desde Seyun visitamos Tarim con sus 365 mezquitas y sus mas de 3000 manuscritos con finas maravillosas caligrafías árabes, y seguidamente Shibam con sus mas de 500 "rascacielos" de ocho a diez pisos construidos en el siglo XVI. Salimos de nuevo de Seyun hacia el sur recorriendo todo el valle del Hadhramaut por una infernal pista de cantos rodados siguiendo el lecho del río hasta llegar al puerto de Mukalla, ya en el golfo de Adén, visitando en sus alrededores el pequeño pueblo de pescadores de Bir Alí rodeado de volcanes inactivos y las ruinas del bíblico puerto de Canaá, el principal puerto de la antigua ruta del incienso hacia oriente.

En Mukalla y con varias horas de retraso en un miserable aeropuerto sin ni siquiera ventiladores y plagado de peleones mosquitos tomamos un avión de regreso a Sanaá, continuando en los días siguientes visitando Manahka con su ciudad fortificada en las montañas de Haraz, Al Hajara un pintoresco pueblecito colgado en las faldas de la montaña, Hoteib, centro de peregrinación de los musulmanes ismaelitas, Wadi Dhar, Amran y Huth en las montañas mas altas del Yemen en donde los antiguos yemenitas resistieron la invasión turca, y la ciudad de Saada la cuna del zaidismo en el extremo noroeste del Yemen con sus tribus montañesas armadas hasta los topes y su ambiente medieval, regresando desde allí a Sanaá para el día siguiente volar a Jordania.

Aterrizando en Amman la primera sensación que tuve fué que ya estábamos entrando de nuevo en lo que nosotros llamamos "civilización". Jordania me gustó a pesar de los cientos de grupos de turistas en todos lados. Visitamos el monte Nebu desde cuya cima dicen Moisés contempló la "tierra prometida", el Mar Muerto bañándonos y flotando en sus aguas supersaladas a 416 metros bajo el nivel del mar, Kerak con su castillo construido por la dinastía Omeya, el Wadi Rum (el desierto de Lawrence de Arabia) con sus arenales y sus escarpados macizos rocosos, el puerto de Aqaba a orillas del Mar Rojo, y por supuesto Petra la antigua capital de los "nabateos" con sus mas de 800 tumbas y monumentos excabados en las paredes rocosas de color rosado de un impresionante desfiladero de mas de 80 metros de alto.

(*) Las "jambias" son una especie de puñales curvos con fundas generalmente repujadas y de mucho colorido, son símbolo de la persona que lo lleva. La hoja de "qat" es una droga suave y excitante muy extendida en  Yemen y en todos los paises circundantes, Etiopía, Eritrea, Djibuti, Somalia, y hay que mascarla muy tierna escupiendo el exceso de salivación que genera.

(**) Yemen es el 2º pais del mundo con mas armas ligeras por habitante. Los llamados "señores de la guerra" reclutan y arman a sus propios "ejércitos" de guerrilleros en función de su poder económico y de sus intereses particulares, no dudando en ocasiones a enfrentarse con la propia policía y hasta con el ejército regular yemení.

(***) En ésta zona del desierto del norte de Yemen era y sigue siendo frecuente el secuestro de turistas europeos por bandas armadas para pedir rescate, a veces con resultados de muerte como les ocurrió poco después de nuestro viaje a un grupo de turistas franceses.

(****) En ocasiones ocurren cosas asombrosas, paseando hace pocos años por el dique de abrigo de mi ciudad escucho a alguien gritando mi nombre, era nuestro guía yemení el cuál me dijo que se había casado con una gallega y estaba viviendo en El Burgo, muy cerca de La Coruña.


26 may 2012

ME VEJA Y ME ROBA LA POLICIA EN EL AEROPUERTO DE LAGOS (NIGERIA)

Durante la década de los 80 fueron muchas las expediciones y viajes que emprendí hacia y en el Africa occidental principalmente con vehículos Peugeot 504 comprados de ocasión en el norte de Europa, y luego con pequeños autobuses usados de tracción a las cuatro ruedas adquiridos por Lorenzo del Amo (ADINDA) de las subastas del ejército y la guardia civil.

En cuanto a los Peugeot 504 (a veces 404) tengo comprado algunos en Bruselas y en Frankfurt aunque generalmente los adquiría en la feria de vehículos de ocasión que todos los martes por la mañana se celebraba en Utrech (Holanda), en la cuál, una vez elegido el vehículo y acordado el precio con el vendedor, en una oficina de tráfico que había en la propia feria te tramitaban el cambio de titularidad con el único costo de los impresos, y en el cuarto de hora que empleabas en tomar un café salías ya con la documentación y el vehículo a tu nombre.

Ya en tu coche  la rutina inicial era siempre la misma, revisabas el aceite, llenabas el depósito de gasolina y partías en dirección a Luxemburgo parando generalmente en el alto de las Ardenas (*) para relajarte un poco y comer sus sabrosos fiambres. Continuabas luego hacia el sur por el este de Francia parando en los principales cementerios de coches en los cuáles te regalaban ó comprabas por cuatro perras neumáticos, parabrisas, radiadores, etc., parando también en los almacenes de ropa usada para comprar por kilo principalmente camisas y pantalones vaqueros. Por supuesto dormías en tu coche en las áreas y estaciones de servicio envuelto en tu saco de dormir, pasando muchas veces en pleno invierno un frio endiablado.

Una vez que llegabas a Lyon tenías dos posibilidades, una, la mas larga, costosa y problemática dirigirte hacia España y Marruecos para entrar desde allí en el norte de Argelia, y la otra, mucho mas conveniente, económica y usual atravesar los Alpes franceses por Grenoble para estar en Génova (Italia) el sábado a primera hora de la mañana al objeto de embarcarte en el ferry mas económico que había, el Habib, de bandera tunecina, el cuál hacía escala en Palermo antes de poner rumbo a Túnez. Alguna vez con tiempo y dinero tengo embarcado también en otros ferrys locales para conocer por tierra Córcega, Cerdeña y Sicilia antes de continuar hacia Túnez, y hasta en una ocasión me he despeñado por la nieve en el norte de Cerdeña.

En general en Túnez pasabas la frontera sin problemas salvo el lento procedimiento burocrático de relacionar todo lo que llevabas en el coche para cotejarlo luego en la aduana de salida, algo que no te impedía "destrozar algún neumático ó romper el parabrisas" y tener que reponerlos con los repuestos que llevabas al objeto de hacerte con algún dinero. En Túnez pasabas cómo mínimo una o dos semanas disfrutando de sus bajos precios, sus fantásticas playas, bazares y monumentos antes de, metiéndote ya hacia el interior por las estribaciones del desierto del Sáhara cruzar la frontera con Argelia poco después de los bonitos oasis de Tozeur y Nefta, ya en las estribaciones del gran "erg" (cadena de dunas) oriental sahariano.

La salida de Túnez y la entrada en Argelia generalmente no tenía ningún problema, las aduanas las pasabas muy facilmente con alguna de las botellas de whisky barato que libre de impuestos habías adquirido en el ferry. Ya en Argelia y atravesando por carretera asfaltada hacia el oeste las ciudades de El Oued, Touggourt y Quargla te paraban ó te seguían en sus taxis ó coches los argelinos para comprarte a precio de oro las camisas y pantalones vaqueros usados que para ello habías comprado por kilo en Francia, con lo cuál ya tenías dinero para todos los gastos de tu travesía por Argelia incluidos hoteles y gasolina.

Una vez que llegabas a Ghardaia continuabas hacia el sur camino de El Golea, y a partir de ahí tenías de nuevo dos posibilidades, una era continuar hacia el suroeste hasta la bonita ciudad roja de Timimoun bordeando el gran "erg" occidental para tirar luego hacia el sur camino de Reggane, y a partir de ahí atravesar por sus rápidas pistas los 1300 kilómetros de tierra vacía del Tanezrouft, en dónde no hay absolutamente nada a excepción de unos restos del antiguo puesto avanzado de la legión extranjera francesa llamado Bidón V, para luego, atravesando ya la frontera entrar en el norte de Malí por Tessalit, recorrer de norte a sur éste país y vender allí el coche ó encaminarte hacia el oeste de Burkina Fassó, a Costa de Marfil ó Senegal con el fin de conocer esos países y vender luego allí el vehículo.

La otra opción era seguir por la principal ruta transahariana hacia el sur camino de Tamanrasset en dónde te aprovisionabas de todo para la gran travesía sahariana (**), entrar en Níger por la frontera de Assamaká, y recorriendo éste pais de norte a sur malvender ya en Niamey el coche sobre todo si estaba tocado ó bien continuar hacia el éste de Burkina Fassó ó rumbo al sur hacia Togo ó Benin para conocer esos países y vender allí el coche. Esto último fué lo que hice en el viaje objeto de éste relato, me dirigí a Benin (antiguo Dahomey) recorriéndolo entero de norte a sur y luego, ya en el golfo de Guinea, hacia el éste camino de Cotonou y de su actual capital política Portonovo, muy cerca ya de la frontera con Nigeria.

En ésa ocasión aproveché para visitar la bonita laguna de Gavié con sus poblados lacustres así como la ciudad de Abomey, la antigua capital del reino de Dahomey. De toda esa zona habitada principalmente por la raza  "yoruba" provienen los famosos ritos "vudús" haitianos, así como la "santería" cubana, el "candomblé" y la "kinbanda" brasileña. Ya en Portonovo y como en otras ocasiones anteriores, después de mas de dos meses de viaje vendí a muy buen precio el Peuget 504 que llevaba, compré un billete de avión de Lagos (Nigeria) a Madrid vía Londres, crucé la frontera con Nigeria, y dado lo peligroso del país sobre todo en ésos lugares me dirigí en taxi directamente al aeropuerto de Lagos para tomar el avión.

En aquella ocasión unos policías de inmigración del aeropuerto, sin el mas mínimo motivo que justificase su actuación, me encerraron en una pequeña y vacía habitación, me pegaron una buena paliza, me cogieron el equipaje, el pasaporte y el billete de avión, me hicieron desnudar, y sin mas me robaron el fajo de francos "cefas" (***) producto de la venta del coche que llevaba precisamente para evitar posibles robos escondido en el calzoncillo. Al cabo de un par de horas, ya a punto de despegar el avión me vinieron a buscar diciéndome que me vistiese, me llevaron en un vehículo a la escalerilla del avión y me entregaron el pasaporte y la tarjeta de embarque, pero, a pesar de mis quejas, ni el dinero ni las bolsas con artesanía que llevaba.

(*) En ésa región montañosa y boscosa de las Ardenas empezó la conquista de Bélgica y Francia por los alemanes, y también el principio del fin de Alemania en la segunda guerra mundial.

(**) En Tamanrasset además de revisar ó reparar el coche y de pasar los trámites de salida en la policía y la aduana tenías que aprovisionarte de todo lo necesario para afrontar la gran travesía sahariana, entre otras cosas unos 200 litros de agua y como mínimo otros tantos de gasolina en simples garrafas de plástico en el interior del coche, con lo cuál te convertías en una verdadera bomba rodante pegando botes por las pistas de arena en general a toda velocidad y con una temperatura extrema y asfixiante.

(***) Los francos "cefas" son la moneda común a todos los países del Africa noroccidental, casi todos antiguas colonias francesas. En aquellos tiempos había un cambio fijo de 50 francos cefas igual a 1 franco francés, estaban respaldados por Francia, y eran aceptados sin problemas por los principales bancos en cualquier lugar del mundo.


24 may 2012

ME VIOLAN Y ME DESVALIJAN EN LA ANTIGUA CEYLAN

A finales del verano de 1982 me fuí a recorrer la costa suroccidental de la India así cómo la isla de Sri Lanka (antigua Ceylán), país que me había impactado en una primera, muy turística y rápida visita algunos años atrás.

Comencé por Goa, colonia portuguesa hasta los años 60 y desde entonces integrada en la India, un paraíso hippie que me desilusió bastante por su ambiente decadente a pesar de sus playas no demasiado buenas y sus iglesias y monumentos portugueses.

Continuando en trenes y autobuses por la costa oeste hacia el sur me dirigí hacia el maravilloso y completo estado de Kerala, haciendo unas paradas previas de pocos días en las cataratas de Job, las mas altas de la India, en la pequeña ciudad de Gokarna con sus casas de madera y sus playas no mejores que las de Goa, y en Mangalore, una tranquila ciudad sin demasiado interés, continuando desde allí en dirección a Kerala.

Kerala es sin duda uno de los estados mas completos de la India, lo tiene todo, en sus montañas interiores la reserva natural de Periyar con su lago, sus tigres, sus elefantes, bisontes, monos, antílopes, etc., en el interior de la costa norte los apacibles "backwaters" (cadena de rios, lagos y lagunas de agua salobre conectados entre sí) desde Alappuzha y Kollam con unos novecientos kilómetros de vias navegables, los barrios de Mattancherry y Fort Cochin con su mezcolanza de calles, iglesias y mansiones portuguesas, holandesas e inglesas en Kochi (antigua Cochin), y en la costa sur, las maravillosas playas de Kovalam y Varkala (*).

En la encantadora y relajante Kerala permanecí algún tiempo y luego continué mas hacia el sur camino ya de Kanyakumari (antiguo cabo Comorin) en el extremo sur de la India en donde se juntan las aguas del golfo de Bengala, océano Indico y mar Arábigo, un lugar precioso, mítico y sagrado para los hindúes, centro de multitudinarias peregrinaciones en donde además del gran templo de Kumari Ammán dedicado a la diosa Devi Kanya se encuentran los memoriales de Ghandi y del filósofo Vivekananda Puram, el monje errante.

Desde Kanyakumari me dirigí en autobuses locales hacia Ramanathapuram via Tuticorin y de ahí hacia  Rameshwara con el objeto de tomar el ferry desde la arrasada Dhanushkodi (**) hasta Talaimannar atravesando el célebre estrecho de Palk (***) que separa la región india de Tamil Nadu de Sri Lanka. Cuando llegué a Dhanushkodi me encontré con que dicho ferry había sido suspendido poco tiempo atrás a causa del aumento de tensiones y conflictos entre Tamil Nadu, la patria originaria de los tamiles y Sri Lanka, no teniendo otra opción que hacer la travesía en una vieja y abarrotada barcaza de madera sin la mas mínima seguridad.

Ya en Sri Lanka los controles fueron exhaustivos (a una buena parte de los tamiles que llegaron en la barcaza los rebotaron de nuevo para la India) y las autoridades me recomendaron que no me dirigiese hacia Jaffna, la capital de los tamiles de Sri Lanka en el noreste del país porque al parecer estaba demasiado revuelta y con contínuos atentados por parte de los Tigres Tamiles. Haciéndoles caso me dirigí via Vavuniya hacia la redonda bahía de Trincomalee, uno de los puertos naturales mas grandes y bonitos del mundo con muy hermosas playas en sus cercanías en dónde pasé unos tranquilos y maravillosos días.

Desde allí y siguiendo la costa oriental (****) de Sri Lanka hacia el sur llegué al pequeño pueblo pesquero de Kalkudah con una bellísima y tranquila playa e impresionantes fondos marinos en sus arrecifes de coral, y luego, un poco mas al sur a la bahía de Batticaloa en cuya laguna es un verdadero placer bañarse por la noche, y si es luna llena y tienes suerte, escuchar a sus "peces cantores", algo espectacular y único en el mundo.

Dirigiéndome ya hacia el interior visité por segunda vez en pocos años Polonnaruwa, la capital de los antiguos "cholas" con sus enormes santuarios y su colosal estatua de Parakramabahu tallada en la roca, mas adelante la impresionante Roca del León en Sigiriya con los restos de su palacio fortificado en la cima y a sus piés los fastuosos jardines y el palacio bajo, ya mas hacia el sur la refrescante ciudad de Kandy, la antigua capital de los reyes cingaleses con su templo del diente de Buda, su museo y su mercado de frutas, y muy cerca de allí, su completo jardín botánico, el baño de los elefantes de Katugastota, y en la cercana Manaigama, la reserva de los "veddas" descendientes de una raza primitiva de cazadores.

Desde Kandy tomé un tren en dirección a Colombo, la capital del país, pero como todavía me quedaban unos días para regresar a España y dado que conocía Colombo de mi viaje anterior decidí apearme antes de llegar para dirigirme en transporte local hacia la playa, la laguna y el pueblo de pescadores de Negombo (hoy en día excesivamente turístico), situado a unos 40 kilómetros al norte de Colombo, con el fin de pasar allí unos últimos y tranquilos días en una cabaña cerca del mar descansando, bañándome y pescando en las ancestrales canoas locales con "batangas" (un flotador de bambú lateral).

El caso es que un par de días después de mi llegada salí de pesca con unos nativos cingaleses y ya de regreso al atardecer cocinamos en la playa sobre una hoguera el abundante pescado que traíamos mientras charlábamos, bebíamos cerveza y mascábamos algunas hojas de betel (un suave estimulante  muy común en el suroeste asiático), con nuez de areca, pimienta y tabaco, mientras se nos unía cada vez mas gente. Alguien me debió de poner algo en la cerveza ó en las hojas de betel porque a la mañana siguiente me desperté en mi cabaña desnudo, violado, sin dinero, sin ropa, y lo peor de todo, sin pasaporte ni billete de avión.

El dueño de la cabaña, después de acompañarme a la policía me prestó ropa y algo de dinero para llegar a Colombo y allí me fuí en busca de un tamil llamado Genga, el cuál según su primo de Trincomalee, en cuyo pequeño hotel había estado días atrás alojado, tenía un puesto de bisutería y piedras semipreciosas en el mercado de artesanía de Pettah y también alquilaba habitaciones en su casa. Genga me acogió como si fuese de la familia diciéndome que ya le pagaría cuando pudiera, me ayudó en todo en el casi un mes que allí pasé esperando a que me enviasen de la embajada española de Delhi (India), de la cuál dependía entonces Sri Lanka, la documentación necesaria para poder abandonar el país junto con un billete de avión pagado por Eloy, mi revendedor de artesanía en España.

Cuando al fin pude abandonar Sri Lanka, con cierta añoranza y habiendo ya superado el trauma sufrido mi buen casero Genga y su acogedora familia me regalaron una pequeña bolsa llena de las llamadas "piedras de la luna" muy utilizadas en aquellos tiempos en bisutería que aunque allí tenían escaso valor al llegar a España me sirvieron para recuperar con creces mi muy mermada economía.

(*) Hasta llegar a Kerala estaba convencido de que no había nada comparable a los atardeceres en el Sáhara con la temperatura suavizándose y el resplandeciente sol desapareciendo entre las altas dunas mientras unas incipientes sombras bailan sobre ellas. Reconozco mi equivocación, han transcurrido ya muchos años, muchos viajes y muchos paises recorridos y todavía hoy sigo convencido que no hay nada mas maravilloso que ver una puesta de sol en las playas de Kerala con un inmenso sol totalmente redondo y de un intensísimo color rojo fuego sumergiéndose en las aguas del tranquilo mar arábigo.

(**) Hasta 1964 hubo un tren que unía Tamil Nadu con Sri Lanka a excepción de ése estrecho de unos 30 kilómetros que había que hacerlos en ferry. En 1964 un fortísimo ciclón tropical arrasó Dhanushkodi y al último de los trenes que hasta allí circularon causando mas de cien muertos entre sus pasajeros. El ferry continuó operando hasta qué, en 1982, fué suspendido debido al incremento de las tensiones y conflictos entre los tamiles y los cingaleses que muy poco tiempo después, ya en 1983, desembocó en una larga y cruel guerra civil de mas de veinte años entre los Tigres Tamiles y el ejército de Sri Lanka.

(***) Hasta el siglo 15 el estrecho de Palk según dicen las leyendas era posible atravesarlo a pié por el llamado puente de Rama ó puente de Adán, una cadena de bancos de arena y piedra caliza que en 1480  fué destruido por un gran ciclón tropical. Copio de la Wipikedia: "El poema épico indio Ramayana, escrito hace miles de años en sánscrito y un importante texto indio, relatan como Rama, con la ayuda de un ejército de vanaras, construyó un puente de piedras sobre el mar hasta Lanka para rescatar a su esposa Sita de las manos del rey AsuraRavana"

(****) El impresionante tsunami del 26 de diciembre del 2004, con epicentro en el noroeste de Sumatra asoló completamente además de la región de Banda Aceh en ésa gran isla y de la costa oeste de Thailandia toda la costa éste de Sri Lanka. Yo, debido a un vuelo fallido de mi esposa, en lugar de estar esperándola en la también arrasada isla de Phuket, me encontraba por aquél entonces en las alegres playas de Hadd Rin en el sur de la paradisíaca isla de Ko Phangan, en el interior del golfo de Thailandia, viéndolo directamente por televisión y sin que en aquella costa notásemos para nada el tsunami.


22 may 2012

EL SEGUIMIENTO DEL RALLYE PARIS-DAKAR 87

En 1987 llevé el único grupo español de seguimiento del mítico rallye París-Dakar, fué el año en que quedó 3º en la categoría de camiones el conocido piloto madrileño Carlos del Val con uno de los últimos camiones Pegaso de fabricación española, así como también el año posterior a la muerte del fundador del París-Dakar Thierry Sabine en un accidente de helicóptero en las dunas de D´Aolit, en el norte de Malí.

La verdad es que no me quedan muchos recuerdos de ésa aventura porque no tuvimos grandes acontecimientos ni percances. Mi buen amigo y maestro Lorenzo del Amo (Adinda) me había encomendado ésa misión por mi experiencia en las travesías saharianas, y junto con nuestro joven pero experimentado mecánico Chema me fuí turnando día y noche en la conducción del vehículo para no quedarnos descolgados del rallye.

Salimos de Madrid nueve personas en un Land Rover 2000 acondicionado para la expedición, y establecimos contacto con el rallye el 1º de enero en Laghouat, en la cadena montañosa del Atlas argelino, última ciudad antes de irnos adentrando ya en el gran erg occidental sahariano. Los integrantes del rallye habían embarcado en Barcelona en dirección a Argel y luego por carretera asfaltada llegaron ese mismo día a Laghouat.

Volvimos a coincidir con el rallie en Ghardaia, El Golea, In Salah y luego en su día de descanso en Tamanrasset en dónde nos separamos al objeto de pasar la frontera entre Argelia y Níger por los puestos fronterizos oficiales de In Guezzan y Assamaká atravesando la "tierra de nadie" entre ambos paises, fué allí dónde tuvimos nuestro primer y casi único percance.

Ese tramo de la  "tierra de nadie" es un pasaje muy complicado con altas dunas y vaguadas en dónde se acumulan miles de toneladas de arena suelta y esponjosa. Al igual que años atrás nos había ocurrido con un gran camión Man en la inolvidable expedición que hicimos de Madrid a Kenya, al sobrepasar una empinada duna caimos sobre una de esas vaguadas y nos quedamos profundamente enterrados en la arena.

Algunos de los integrantes del grupo sin experiencia alguna en el Sáhara se pusieron nerviosos y comenzaron cómo locos y de inmediato a querer sacar incluso con las manos la arena debajo del camión. Chema y yo por el contrario nos subimos tranquilamente a la duna con el fin de intentar localizar desde allí alguna zona cercana con suelo algo mas firme y analizar, antes de ponernos manos a la obra, la mejor posibilidad de salida.

Encendimos un cigarrillo, los integrantes del grupo nos vieron aparentemente tan tranquilos y pasotas que tres de ellos muy nerviosos subieron a la duna con mucha agresividad, sin duda tenían que descargar en alguien su miedo y nerviosismo. En ésto apareció un enorme camión de apoyo del rallye que había tomado la misma ruta, nos vió, se detuvo muy cerca en una zona algo mas firme y con su cabrestante nos sacó de allí.

¿Qué hacía en medio del rallye un pesado y anticuado Land Rover 2000?, ¿Cómo era que en un momento ú otro aparecía en casi todas las etapas del rallye?, desde luego todos sabían que algo de trampa hacíamos pero no que conducíamos agotados día y noche turnándonos para dormitar, que recórtabamos algo las rutas para no quedar descolgados. El caso es que se acostumbraron a nuestra presencia y ya desde la etapa de descanso en Agadez la organización nos invitó a comer con ellos sin pagar ya nada mas de nuestro bolsillo.

Desde Agadez continuamos hacia Tahoua y Niamey, y luego siguiendo ya la curva del río Níger pasamos la frontera y entramos en el norte de Malí camino de Gao. Allí nos separamos del rallye ya que la única posibilidad que teníamos de llegar a tiempo a Dakar era circular rapidamente hasta Bamako, la capital de Malí, y desde allí dirigirnos a Senegal vía Kayes y Tambacounda, llegando a Dakar el 21 de enero por la noche justo a tiempo para coincidir al día siguiente con la última etapa del rallye en el famoso Lago Rosa.

Cómo dato curioso, en el habitual desfile de entrega de premios en la plaza de la Independencia de Dakar tuvimos que auxiliar con nuestras baterías al camión Pegaso de Carlos del Val con el que habíamos entablado cierta amistad desde las primeras etapas del rallye.


20 may 2012

LAS SINGLADURAS CON MI VELERO "VAGAMUNDO" (4ª Etapa)

LA GOTA FRIA EN EL MAR DE CASTELLON

Aproximándose ya la época de mis viajes y expediciones de otoño e invierno por tierra a paises mas exóticos, y después de unos tranquilos y relajantes días fondeado en la bahía de Portinaxt en el norte de la isla de Ibiza, zarpé ya a principios de septiembre de 1994 con mi motovelero Vagamundo rumbo a Castellón con la intención de dejar amarrado el barco hasta finales de la primavera del año siguiente en una plaza que Pepe Rojas (*) tenía vacía en el puerto deportivo de Oropesa del Mar, la cuál días atrás el por aquél entonces mi buen amigo y compañero Tito Iglesias se había ofrecido a gestionarme por teléfono.

Zarpé ya anocheciendo de Portinaxt con rumbo noroeste y con todas las velas desplegadas, con poca mar y viento ligero de amura el cuál fué mas tarde bajando a ventolina. La navegación nocturna trascurrió sin novedad a excepción de algunos cargueros procedentes del sur que con dirección a Mallorca y en rumbo cruzado tuve que evitar. A causa del escaso viento y del flojo comportamiento de mi velero en las ceñidas llegué a la altura de Castellón ya atardeciendo y estuve tentado de entrar a puerto para pasar allí la noche.

Debí haberlo hecho pero como faltaban pocas millas hasta Oropesa del Mar decidí continuar sin sospechar desde luego lo que se me venía encima, el viento reviró norte y comenzó a arreciar, la mar a levantarse rapidamente, comenzó a llover y tuve que ponerme la ropa de aguas para gobernar desde la bañera porque desde la cabina no veía nada, encender luces de navegación, rizar velas y utilizar el motor como apoyo para avanzar.

Poco a poco la situación se fué complicando cada vez mas, ya en plena noche el viento y la mar de proa eran cada vez mas fuertes, la lluvia arreciaba, una verdadera cortina de agua con unos goterones tan grandes, casi sólidos y fríos que me golpeaban el rostro con gran fuerza y me impedían toda visibilidad, estaba helado, pero ya tan cerca estaba Oropesa que no era cuestión de virar para correr el temporal y refugiarme en Castellón.

Por fin alcancé la latitud de Oropesa, el rádar y el GPS me indicaba que estaba a escasos cien metros del espigón del puerto pero era tal el agua que caía que yo no veía nada a excepción de un ligero resplandor de las luces del puerto, llamé por radio a la torre de control y me dijeron que tampoco ellos me veían, me indicaron que encendiese la luz de cubierta para iluminar así mi vela mayor rizada y eso hice, encendiendo también la luz de tope del palo, ellos con sus prismáticos de visión nocturna me localizaron y siguiendo sus indicaciones pude por fin enfilar la bocana y entrar en el puerto deportivo.

En Oropesa pasé algunos días preparando el velero para la invernada, y seguidamente regresé en diferentes autobuses a La Coruña.

(*) Pepe Rojas, propietario de Azulejos Rojas y dueño del Mikai (**), un motovelero de catorce metros de eslora, en su momento el barco mas grande fondeado en las instalaciones náuticas del Casino de La Coruña era un hombre hecho a si mismo, retraido con los desconocidos pero muy agradable y espléndido con sus amigos, él no tenía ni idea de navegación pero una vez en la mar aguantaba lo que fuese. Durante varios años dejó el Mikai al cuidado de nuestro común amigo Tito Iglesias, capitán de yate, con el cuál navegué, aprendí, he hice bastantes prácticas de navegación costera por el litoral gallego.

(**) Una situación parecida la vivimos algunos años antes remontando la costa gallega con el Mikai, llegando al cabo Finisterre y también anocheciendo comenzó a encresparse la mar con un viento de proa arreciando en poco tiempo hasta fuerza 7, durante un par de horas con la mayor rizada y su motor de 100 CV intentamos sobrepasar el cabo Finisterre sin conseguirlo, y para colmo empezó a llegarnos desde el océano una espesa niebla. Ya de noche y cerrados en niebla viramos para entrar en la ría y refugiarnos en el puerto de Finisterre, cuando llegamos a su altura escuchamos voces de gente en tierra pero no veíamos absolutamente nada librándonos por muy poco de meter la proa en el espigón.


19 may 2012

INTERROGADOS EN SHIRAZ (IRAN)

 El viaje al Irán en la primavera de 1994 durante la presidencia de Rafsanjani fué la primera expedición que llevé del Museo Arqueólogico de La Coruña. Las mujeres del grupo cubiertas por supuesto de pies a cabeza con túnicas y pañuelos a pesar del calor reinante aunque todavía era mediados de abril. En conjunto resultó un viaje agradable pero con muy escaso contacto con la población local, gentes muy atentas pero distantes, por todas partes se notaba un cierto recelo incluso por parte de nuestro guía nacional?, comisario político?, ambas cosas a la vez?, quizás ésto último fuese lo mas probable.

Empezamos el viaje perdiendo ya cuatro maletas en el vuelo de Teherán a Kerman, la antigua ciudad de Caramania situada al borde del desierto en la célebre Ruta de la Seda, una ciudad agradable que sirve de base para, adentrándose ya en el desierto, visitar la ciudad amurallada de Bam. Desde Kerman salimos a través del desierto para la ciudad de Yazd, último reducto del zoroatrismo en Iran, continuando luego via Nain hasta Kashan una ciudad oasis en medio de la nada en donde tuvimos que ingresar por unas horas en el precario hospital a un miembro de la expedición por una fuerte indisposición. Ya recuperado desde Kashan y por una lenta carretera de montaña partimos hacia Isfahan.

Isfahan, conocida como la perla de Persia, es una bonita y gran ciudad con sus brillantes cúpulas de mosaicos color aguamarina, su plaza Naqsh-é-Djaham es sin duda el conjunto arquitectónico mas importante de Irán, el majestuso palacio Alikapu, las coloridas mezquitas de Lutfullah y de Shiekh, etc., continuando dos días mas tarde via Pasagard en donde se encuentra la tumba de Ciro el Grande, hacia las impresionantes ruinas de Persépolis, la capital del antiguo imperio destruida por Alejandro el Magno, y de allí, via Naqsh-i-Rustam con las tumbas de los reyes aqueménidas y el Kaba de Zoroastro, hacia Shiraz.

Shiraz, ciudad universitaria por excelencia es conocida cómo la ciudad de los poetas y las rosas. Después de visitar el deslumbrante mausoleo del imán Shah Cheragh, las mezquitas de Vakil y Nassirulmolk, las tumbas de los poetas Saadi y Hafez, en la tarde medio libre que tuvimos y paseando con algunos de los integrantes del grupo con los que había entablado ya una cierta amistad, Raúl, Cándido y Ana, se nos acercaron unas simpáticas estudiantes universitarias y comenzaron con mucha curiosidad a preguntarnos cosas realmente banales de nuestra vida en occidente riéndose pero prestando mucha atención.

Cuando regresamos al hotel sorprendentemente nos estaba esperando el guía con dos comisarios políticos, cortés pero muy insistentemente nos interrogaron a los cuatro sobre lo que nos habían dicho las estudiantes universitarias, que porqué se habían acercado a nosotros, que es lo que querían, etc. etc., y al día siguiente, cuando salimos del hotel, un empleado nos dijo que a las chicas que habían hablado con nosotros las habían interrogado también y retenido toda la noche en comisaría, sin que supiésemos ya nada mas del asunto.

El segundo día por la tarde tomamos un avión para Mashad, el principal centro de peregrinación de todo el Iran localizado en el noreste del pais en donde se mezclan peregrinos de todo el orbe musulmán para rezar en el santuario del imán Reza. Hicimos también una excursión en autobús hasta la tumba del renombrado poeta Ferdowsi, en el pueblo de Tous, y luego ya en Neishaboor visitamos los mausoleos del poeta Omar Khayyam y la del pintor Kamal-Ol-Molk. Desde Mashad regresamos en avión a Teherán para finalizar al día siguiente las visitas en la capital, y ya esa noche tomamos el avión para regresar a nuestro país.


17 may 2012

TRANSAFRICANA, DE MADRID A KENIA EN UN VIEJO CAMION. (8ª y Ultima Parte)

BLOQUEAMOS CON EL CAMION LA FRONTERA ENTRE EL CONGO Y RUANDA

Salimos de Goma camino de Ruanda por una pequeña pista de tierra y cuando llegamos al puesto fronterizo de Gisenyi nos encontramos con qué no nos dejaban pasar por carecer de visados. Todas las explicaciones que dimos no nos sirvieron de nada, admitieron que su consulado en Goma estaba temporalmente cerrado por problemas en la zona pero se negaron a expedirnos un visado en la frontera o a dejarnos pasar para obtener el visado en Kigali, la cercana capital del país. La única opción que nos daban, retroceder hasta el consulado de la muy lejana ciudad de Kisangani (unos 1.150 kilómetros) era para nosotros inaceptable.

A pesar de que la culpa no era nuestra no hubo manera de convencer a la policía fronteriza, y como no estábamos dispuestos bajo ningún concepto a regresar a Kisangani ni podíamos tomar otra ruta alternativa dado que Bukavu, al sur del lago Kivu y también fronteriza con Ruanda era todavía mucho mas peligrosa que Goma y estaba también cerrado su consulado, determinamos bloquear la escasa circulación de vehículos entre el Congo y Ruanda atravesando nuestro camión en la "tierra de nadie" en la mitad mas próxima a Ruanda. Al tercer día y cansados de protestas la policía fronteriza permitió que Lorenzo y otro compañero se desplazasen a la capital Kigali con todos nuestros pasaportes para obtener los visados, después de lo cuál ya pudimos continuar nuestro camino en dirección al norte de Tanzania sin mas problemas.

El recuerdo que tengo de la Ruanda oriental es el de "las verdes colinas de Africa" con un clima suave y pastos y ganadería vacuna por todas partes, un paisaje que cambia ya al entrar en la sabana del norte de Tanzania camino de Mwanza, a orillas del gran lago Victoria en donde nos detuvimos un par de días bañándonos y pescando antes de dirigirnos al parque nacional del Serengueti, el mas antiguo, completo y el segundo mas grande del Africa centrooriental (una pequeña parte del mismo que se adentra en Kenya se conoce allí como Masai Mara) en dónde se puede ver todo tipo de animales, hienas, mandriles, cebras, ñus, búfalos, leopardos, leones, rinocerontes, elefantes, etc.y  en el cuál una noche nos libramos por poco de una estampida de búfalos cafres y a la mañana siguiente tuvimos que salir corriendo en el camión perseguidos por una manada de furiosos mandriles de afilados colmillos.

Del Serengueti continuamos hacia el muy exclusivo y bonito parque nacional del Ngorongoro localizado entre el Serengueti y el lago Manyara y situado en el interior de un enorme volcán extinguido de mas de 260 kilómetros cuadrados de cráter y unos 600 metros de profundidad, estando prohibida la entrada de vehículos exceptuando los del parque por ser muy peligroso el descenso al fondo del cráter. Ese inconveniente lo compensa con creces la belleza de su entorno así como que en él se encuentran algunas especies diferentes a las de los demás parques, rinocerontes negros, leones de melena negra y mas de cien especies de aves acuáticas entre ellos miles de flamencos, los cuales también se encuentran por millones en el lago Manyara ya muy próximo a la conocida ciudad de Arusha (*) punto habitual de partida para visitar todos esos parques nacionales y para dirigirse al Kilimanjaro.

Cuando llegamos a Arusha tenía ya la pierna tan ulcerada y podrida que me quedé ingresado en el hospital regional fundado en su día por los alemanes mientras mis compañeros, después de visitar el monte Meru, continuaban hacia Moshi para ascender al Kilimanjaro. En el hospital de Arusha, mucho mas grande y con mas medios que el de Goma me atendió y me operó un médico europeo el cuál me confirmó que la infección y podedumbre de la pierna que venía arrastrando se debía sin ninguna duda a los huevos puestos por las niguas en el Congo, asustándose al ver el grado de podedumbre ya que incluso tenía parte del hueso comido y prohibíendome continuar la expedición porque según él, mientras permaneciese en los trópicos, estaría propenso a nuevas infecciones y el "crater" de mi pierna, de mas de seis centímetros de radio y bastante profundo, no se me iba a rellenar de carne ni a cicatrizar corriendo incluso el riesgo de que la putrefacción fuese a mayores y tuvieran que cortarme la pierna.

Mis planes sin embargo eran bastante diferentes, yo no quería regresar todavía a principios de marzo a la húmeda, fria y sombría Europa, así qué, asumiendo el riesgo, en vez de dirigirme por carretera a Nairobi para tomar allí un avión de regreso a España como tuvieron que hacer dos de mis compañeros por haberse agotado el tiempo inicialmente previsto para la expedición, desde Arusha tomé un autobús hasta la cercana ciudad de Moshi para reunirme allí con el camión y con mis compañeros muchos de los cuáles habían intentado subir al Kilimanjaro pero sólo unos pocos lo habían conseguido. De nuevo continuamos nuestro camino y cruzando la frontera de Kenya y atravesando la zona sur del parque nacional del Tsavo nos dirigimos a Mombasa, la segunda ciudad de Kenya a orillas del océano Indico y puerto principal del país.

Ya en Mombasa y con mucho pesar continuaron marchándose parte del grupo muy conscientes todos nosotros de que habíamos vivido una experiencia inolvidable sobreviviendo a las lógicas tensiones y los muchos problemas de una irrepetible aventura que nos marcaría para siempre. Unos pocos se fueron en tren a Nairobi para regresar a España, los demás nos fuimos hasta las playas de Malindi en dónde pasamos unos deliciosos días descansando, bañándonos y buceando en sus arrecifes de coral, luego casi todos los que quedaban partieron con Lorenzo y el camión a Nairobi para regresar desde allí a España, excepto Carlos Santos que se quedó en Kenya con el camión para intentar venderlo ó utilizarlo para futuras expediciones desde allí o bien para el trasporte de mercancías entre Nairobi y el puerto de Mombasa.

Yo desde Malindi me fuí en trasporte local con mi pierna muy tocada pero todavía entera hasta la pequeña, alejada, olvidada y paradísiaca isla de Lamu (**) cercana a la frontera con Somalia, en dónde me quedé algunos meses con una familia de origen yemení con ocho hijos (casi todas mujeres), varias casas con huerto, tres barcos de pesca patroneados por los hijos varones, y muchos burros para el trasporte del pescado, mercancías y personas, y fué allí dónde por fin la pierna comenzó a curarse y cicatrizarse a base de ancestrales unguentos y contínuos baños, paseos por las playas y excursiones de pesca en el mar.

(*) Arusha es la principal ciudad del norte de Tanzania, hoy en día está muy bien comunicada por carretera asfaltada con Nairobi distante tan sólo 175 kilómetros y cuenta además con un activo aeropuerto internacional. Es por todo ello el principal punto de partida para visitar los cercanos parques nacionales del Serengueti, Ngorongoro, el lago Manyara, el monte Meru y el Kilimanjaro considerados casi todos ellos patrimonio de la humanidad.

(**) La pequeña y paradisíaca isla de Lamu, situada entre Malindi y la frontera con Somalia fué colonizada por los yemeníes, mas tarde por los portugueses, y actualmente pertenece a Kenya. La mayoría de la población es musulmana liberal y de cultura swahili, en la isla abundaban los burros, las playas, los manglares y los barcos de pesca. En la época en que yo me quedé allí todavía quedaba algún hippie y a cambio de una dote de poco mas de 120 dólares podías tener una mujer y una casa con huerto. Hoy en día es una isla muy de moda entre la gente bien y hasta llegan avionetas turísticas de Mombasa y Nairobi.




15 may 2012

TRANSAFRICANA, DE MADRID A KENIA EN UN VIEJO CAMION. (7ª Parte)

EL PARQUE DE LA VIRUNGA Y EL VOLCAN NYRAGONGO

Entramos en el parque nacional de la Virunga (*) ya de madrugada con el objeto de llegar y acampar antes del anochecer en el poblado de servicios de Rwindi situado en el centro del parque. Cuando llegamos al poblado lo primero que nos sorprendió fué que sus chozas no eran de hojarasca ni de adobe sino de sólidos bloques de hormigón, así cómo también que el poblado parecía desierto. Los nativos, muchos de ellos católicos, estaban celebrando un funeral según luego nos dijeron por un joven de la tribu que durante la noche anterior abrió la puerta de su choza asomando la cabeza y un hipopótamo se la arrancó de cuajo, advirtiéndonos todos que el poblado de noche era muy peligroso y sólo se podía dormir en los bungalows de pago del parque o en las chozas. Todo ello lo tomamos en principio cómo una interesada maniobra.

Hasta llegar a Rwindi no nos dimos cuenta de que faltaba un compañero que según luego nos confesó se había alejado del camión para hacer sus necesidades, ése día era ya muy tarde para regresar a por él y no nos preocupamos demasiado dado que había quedado muy cerca de un poblado en el que habíamos sido muy bien recibidos. Ya casi terminado el funeral llegó nuestro compañero en la furgoneta de unos guardas del parque a los cuáles les preguntamos en qué lugar podíamos situar el camión para acampar, y aunque no nos lo impidieron nos dijeron también que ello no era lo mas acertado porque los hipopótamos y elefantes entraban con frecuencia de noche en el poblado en busca de comida, que los bungalows para turistas estaban cerrados y que lo mejor era que hablásemos con los nativos para dormir repartidos en sus chozas. Algunos compañeros hicieron caso de las advertencias y buscaron acomodo con los nativos, pero un pequeño grupo decidimos dormir en el camión no sin antes hacer limpieza y guardar en una choza la mayor parte de los alimentos que llevábamos.

Los ocho que nos quedamos en el camión preparamos las literas superiores para dormir, y por si acaso también nuestras cámaras de fotos. Estuvimos bastante tiempo charlando y gastando bromas hasta que nos fuimos quedando dormidos. De repente, ya muy cerca del amanecer nos despertamos alarmados, el camión se balanceaba lateralmente como si hubiese empezado un terremoto, al mirar hacia abajo vimos dos enormes colmillos que levantaban las lonas laterales y una larga trompa de elefante que olfateaba la cocina en busca de alimentos, saltamos todos asustados del camión y vimos un enorme elefante macho qué, quizás molesto por no encontrar comida empujaba con su cuerpo el camión con riesgo cierto de volcarlo. Un compañero disparó el flash de su cámara, el elefante se volvió y nos miró, lanzó un sonoro barrunto levantando la trompa y moviendo las orejas y empezó a correr detrás de nosotros alrededor de las chozas en cuyas puertas golpeábamos desesperadamente para que los nativos nos dejasen entrar. La experiencia desde luego fué tremenda, y nos libramos por muy poco.

En los días siguientes y después de visitar lo mas interesante del parque acompañados por uno de los guías emprendimos camino hacia el sur para llegar al célebre volcán Nyragongo (**), uno de los volcanes mas grandes y activos de la región y en cuyas frondosas laderas se emparejan y crian los gorilas de montaña. Acompañados por un guía obligado ascendí muy dificultosamente junto con mis compañeros hasta la cima del volcán con una gran hinchazón y un fuerte dolor en mi pierna derecha, justo encima del tobillo, las molestias me habían comenzado días atrás y cada día iban siendo mayores. En la cima del Nyragongo nos asomamos al gran cráter del volcán en cuyo fondo y por primera vez en nuestras vidas contemplamos un espectáculo maravilloso, un enorme lago de lava hirviendo de un color rojo intensísimo. Bajando de nuevo hasta la selvática ladera volvimos a dormir en el refugio sin tener la suerte de ver ni en la subida ni en la bajada ningún gorila, sólo excrementos y señales de su existencia.

Continuamos nuestro camino hacia la ya muy cercana y peligrosa ciudad de Goma atravesando por una carretera recién abierta y asfaltada unos enormes campos de lava negra ya solidificada procedente de la erupción del año 1977 y que todavía seguía oliendo a azufre. En Goma, ciudad fronteriza con Ruanda y situada en la orilla norte del lago Kivu (***) me fuí directo al hospital mientras mis compañeros intentaban, sin éxito, encontrar al cónsul de Ruanda para obtener los visados de ése nuestro próximo país. En el hospital el médico de guardia me extrajo la pus que me estaba provocando la fiebre y la hinchazón según el médico causada por la infección de alguna pequeña herida sin relación alguna con las niguas, me limpió y desinfectó la herida, me pinchó y me dió antibióticos para poder continuar el camino.

(*) El parque de la Virunga fué el primer parque nacional del continente africano y es hoy en día patrimonio de la humanidad y uno de los parques mas bonitos y completos del Africa central. Entornado por los conocidos como montes de la Luna y el Ruwenzori está situado en el gran valle del Rift e integrado en la zona fronteriza de tres paises, Congo (hoy Zaire), Uganda y Ruanda, contiene dos lagos, el Semiliki con sus fuentes termales y el Idi Amin, así como varios volcanes activos el mayor y el mas peligroso de los cuales es el Nyragongo.

(**) El Nyragongo, el volcán mas grande y activo del continente africano tiene casi 3.500 metros de altitud, una preciosa laguna interior de lava roja constantemente hirviendo, y un cráter de unos 2 kilómetros de ancho accesible por algunas de sus selváticas laderas exteriores. Su última erupción tuvo lugar en el 2002 y arrasó parte de la muy próxima ciudad de Goma situada sólo a unos 20 kilómetros a orillas del profundo y conflictivo lago Kivu.

(***) Toda esa región del Kivu fronteriza con el Congo, Uganda, Ruanda y Burundi  lleva muchos años con contínuos combates, masacres, violaciones, etc. tanto por parte de los hutus y tutsis de Ruanda y Burundi como de las múltiples facciones y guerrillas congoleñas.


12 may 2012

TRANSAFRICANA, DE MADRID A KENIA EN UN VIEJO CAMION. (6ª parte)

NIGUAS, OKAPIS, PIGMEOS

Durante los días que pasamos en Bumba tuve ocasión de conocer y entablar una cierta amistad con una de las últimas esposas del "emperador" Bokassa de Centroáfrica, una mujer joven de una extraña belleza hija de una nativa Ashanti del norte de Ghana y de un comerciante libanés afincado desde hacía muchos años en Bumba. Fué ella la que me contó, en una de las varias charlas que tuvimos en la terraza de un pequeño hotel a orillas del río Congo que no era cierto el supuesto canibalismo de Bokassa, que nunca comió niños como se divulgó por todo el mundo sino monos pelados y asados que en ocasiones se les parecían.

Bumba era una pequeña pero muy animada y activa ciudad debido fundamentalmente al gran tráfico de mercancías por el río, allí atracaban continuamente unas gigantescas barcazas, las cuáles, empujadas por remolcadores, ascendían ó descendían por el rio Congo desde Kinshasa (capital del Congo), y Kisangani (la antigua Stanleyville), la mayor ciudad en el noreste de la república del Congo hacia donde nosotros nos dirigíamos. En Bumba nos separamos de mutuo acuerdo en dos grupos, los que decidieron continuar por tierra con el camión dando un amplio rodeo vía Buta hasta Kisangani, y los demás, un poco cansados de tanto camión y deseosos de vivir nuevas experiencias decidimos embarcarnos en una de esas barcazas que río arriba en unos pocos días nos llevarían hasta Kisangani.

Fué una experiencia maravillosa navegar Congo arriba aunque tendría también su precio. Las barcazas de carga eran unas enormes plataformas flotantes que iban parando en las márgenes del río (en ése tramo de varios cientos de kilómetros no había carreteras) abasteciendo a las factorías de aceite de palma, madera, mandioca, etc. dispersas a lo largo del río y recogiendo sus productos para llevarlos a los mercados de las lejanas ciudades. En esas barcazas, encima de la carga, se formaban verdaderos campamentos en los cuáles se dormía, se cocinaba, se comía y se intercambiaba de todo. El río era ancho y muy bonito, en ocasiones veíamos en sus selváticas orillas elefantes, cocodrilos e hipopótamos, por su cauce descendían multitud de ramas y plantas flotantes con flores multicolores, y de vez en cuando pasábamos al lado de alguna pequeña isla poblada con sus chozas sobre pilotes y piraguas conducidas por pescadores bantúes, los cuáles en cuánto nos veían venir se acercaban rapidamente a la plataforma en marcha para vendernos ó cambiarnos su pesca por algún producto ó mercancía.

En la sucia plataforma ó en una de esas paradas en las factorías se nos introdujeron a algunos de nosotros "niguas" (*) en los tobillos, los cuáles empezaron a hincharse y a molestarnos y en cuándo llegamos a Kisangani, dos días mas tarde que nuestro camión, nos sajaron y extrajeron en el hospital quedándonos como recuerdo unas pequeñas cicatrices. En Kisangani pasamos unos días descansando, reparando y abasteciendo nuestro camión, y visitando la ciudad y sus cercanías, entre otras cosas, los rápidos del río Wagenya (así se llama el Congo no navegable) originados por las muy cercanas cataratas Boyoma que impedían la navegación río arriba, los gigantescos artilugios de cañas de bambú clavadas en las rocas del fondo del río sujetando unos enormes conos trenzados que utilizaban los nativos para la pesca industrial y que son quizás la imagen mas emblemática de Kisangani.

Salimos de Kisangani por una pista en dirección noreste con intención de visitar, a unos 500 kilómetros de distancia y a través ya del territorio de los pigmeos mbuti la reserva de los muy escasos y delicados Okapis de Epulu, animales únicos en el mundo con ancas de cebra, cuerpo de caballo y cabeza de jirafa, los cuáles sólo se conservan en esa zona del río Epulu en uno de los parajes mas bonitos de todo el continente africano.

Camino ya de Mont Hoyo (en los montes Ruwenzori ó montes de la Luna) en una acampada que hicimos en el río Ituri nos despertó de madrugada muy alarmado un compañero, saltamos del camión y nos encontramos rodeados de una cuadrilla de cazadores pigmeos con caras muy serias y cargados de redesde pesca, lanzas, arcos y flechas (**) muy atentos a todos nuestros movimientos, la tensión se palpaba en el ambiente y se deshizo de la forma mas tonta, un compañero del camión encendió un cigarrillo, uno de los pigmeos se lo arrancó bruscamente de las manos e imitándolo se puso a fumar, empezó a toser de tal manera que toda la cuadrilla de pigmeos rompió a reir, nosotros también, y acabamos compartiendo la comida que había en el camión e intercambiando cervezas y cigarrillos por arcos y flechas.

Desde Mont Hoyo continuamos hacia el sur para atravesar en los siguientes días el parque nacional de la Virunga, en dónde tuvimos otra muy fuerte vivencia.

(*) Las niguas (tunga penetrans) son unos pequeños insectos parecidos a las pulgas que se dan en muchas "zonas sucias" de Africa y Sudamérica introduciéndose generalmente en los piés y los tobillos, las notas porque en poco tiempo producen hinchazón, picor y dolor, y en general se extraen sajando la piel y apretándola hasta que salen. Sin embargo si te ponen sus huevos se origina una putrefacción de la carne (es lo que me ocurrió a mi poco después) que puede ser mortal. Una de las mas recientes epidemias se produjo en Uganda en el otoño del 2010 y en ella murieron al menos 20 personas y fueron infectadas muchos miles en apenas 2 meses.

(**) Los Pigmeos, pequeños pero muy robustos, son seminómadas, instalan sus poblados en zonas de la selva que previamente han quemado y limpiado, y construyen sus chozas de forma semiesférica con ramas y hojarasca. Las mujeres se dedican a la recogida de leña, miel, cuidado de los hijos y del hogar, cultivo de ñame, mandioca, etc. y los hombres a las cacerías en grupo alejándose en ocasiones a mucha distancia del poblado, utilizan redes, lanzas y arcos con tres tipos de flechas algunas de ellas envenenadas según sean para la caza de pájaros, monos ó animales mas grandes como antílopes o jabalíes los cuáles entierran hasta su vuelta al poblado. Cuando la caza escasea en su territorio trasladan los poblados a otra zona de la selva.

10 may 2012

TRANSAFRICANA, DE MADRID A KENIA EN UN VIEJO CAMION. (5ª parte)

UN ESFUERZO SOBREHUMANO IRREPETIBLE

Cuando por fin llegamos a Bangassou a orillas del Ubangui nos esperaban dos grandes sorpresas, la primera fué encontrarnos con que sí que existía el "bak" que nos habían dicho, pero tirado en la orilla del río con un flotador agujereado, uno de sus dos motores inservible y el otro que no funcionaba. La segunda sorpresa fué encontrarnos allí a otro grupo expedicionario inglés de dieciseis personas con un viejo camión Bedford de los años 60. En Bangui les habían dicho lo mismo que a nosotros y llevaban ya varios días en Bangassou intentando convencer al consejo del pueblo de que les dejasen intentar reparar el "bak" dado que no vislumbraban ninguna otra posibilidad, descartando la de abandonar su camión, para cruzar el río Ubangui y entrar en la muy cercana república del Congo.

En el "bak" cabían justo nuestros dos camiones y los ingleses ya tenían estudiado como reparar el agujereado flotador y cómo reconstruir con las piezas de los dos motores estropeados uno sólo que funcionase, así qué sumamos esfuerzos hasta obtener la autorización del consejo local para comenzar con la reparación poniéndonos a trabajar de inmediato. La tarea no fué sencilla pero al cabo de pocos días el "bak" estaba reflotado y el ya su único motor a ralentí funcionando. Un nuevo problema que ahora surgía es que el motor se calentaba en cuánto lo acelerábamos un poco y no teníamos garantía alguna de que no reventase y nos fallase en la travesía, allí el río Ubangui era bastante ancho, y la pista que existía para acceder a la república del Congo y vía Buta llegar a Kisangani nos quedaba justo enfrente en la otra orilla, si el motor nos fallaba la corriente nos arrastraría rio abajo con escasas posibilidades de acceder a otras pistas terciarias que nos llevasen hasta el río Congo.

La única posible solución, aunque titánica y muy a la desesperada nos la dió la gente del pueblo ofreciéndose incluso a ayudarnos. Un kilómetro río arriba había un pequeño farallón rocoso y allí el río se estrechaba, la cuestión era conseguir remolcar con cuerdas y lianas trenzadas el "bak" hasta allí con los dos camiones cargados. Nos parecía desde luego una misión imposible pero no teníamos ninguna otra opción así que al día siguiente de madrugada nos pusimos manos a la obra, éramos mas de cien personas y unos por la orilla y otros con el agua al cuello por el río comenzamos a remolcar el "bak" río arriba. El nuevo problema con el que nos encontramos fué qué, a medida que remontábamos el río éste se iba estrechando y la corriente aumentaba con el cada vez mayor riesgo de que el "bak" se nos cruzase y se fuese el sólo río abajo sin nosotros poder hacer nada para impedirlo. El esfuerzo fué arriesgado y sobrehumano, pero ya casi anocheciendo lo conseguimos.

Después de reposar un día, todavía agotados pero muy ilusionados pusimos el motor en marcha y emprendimos la travesía del Ubangui, el motor aguantó al principio pero nos reventó ya antes de llegar a la mitad del río, la corriente nos arrastró rio abajo impidiéndonos llegar a la otra orilla, y ya sobrepasada la pista en cuestión nos dimos cuenta por los mapas que llevábamos que la única posibilidad que nos quedaba era dejarnos llevar por la corriente bastantes kilómetros río abajo intentando, con las muchas pértigas y precarios remos de largo y grueso bambú que por si acaso nos habían preparado los nativos y el timón del "bak", irnos poco a poco acercando a la orilla izquierda para no dejar pasar la siguiente y mucha mas precaria pista que aparecía en los mapas cercana a un afluente del Ubangui. Así fué como conseguimos por fin alcanzar la orilla de la república del Congo muy cerca de dónde comenzaba esa pista terciaria y muy cerca también de una pequeña aldea de pescadores bantúes.

Esta vez la aproximación fué mas fácil de lo que esperábamos, y ya llegando a la orilla fangosa del río saltamos unos cuantos con las cuerdas y estacas que llevábamos para clavarlas en la orilla y sujetar el "bak", el cuál después ya entre todos y también con cuerdas a la popa enderezamos. Al siguiente día, el camión de los ingleses, mucho mas ligero que el nuestro y que estaba delante tomó potencia y salió del "bak" como alma que lleva el diablo sorteando como pudo el barro de la ancha orilla y perdiéndose de nuestra vista sin esperarnos y sin detenerse para nada en la pista. Carlos Santos, que estaba ya al volante de nuestro camión con el motor encendido, se dió cuenta de que las estacas iban cediendo con el retroceso del camión de los ingleses y de que el "bak" poco a poco se iba apartando de la orilla, sin pensárselo dos veces, con mucha sangre fría y con la máxima potencia del camión hizo saltar a éste materialmente del "bak" logrando caer en la orilla aunque con tanta fuerza que nos quedamos enterrados en el barro, y lo que fué mucho mas problemático, rompiendo las ballestas del camión.

Por fin estábamos en territorio de la república del Congo, pero allí cerca lo único que teníamos era una pequeña aldea de pescadores llamada Yakoma en la que no había absolutamente nada excepto algunas chozas y piraguas para pescar en el río. La ciudad mas cercana con alguna posibilidad de encontrar repuestos era Bumba, a orillas del río Congo, y estaba a unos 250 kilómetros de selva virgen por una estrecha, oscura, embarrada y deteriorada pista terciaria. Decidimos en consejo que cuatro de nosotros emprendiésemos el camino a pié hacia Bumba en busca de ayuda, permaneciendo todos los demás en el camión para intentar durante los días siguientes, con las palas, el cabrestante y las planchas metálicas del camión que llevábamos, sacarlo del barro de la orilla y llevarlo hasta la pista.

Tardamos seis días en llegar a las proximidades de Bumba sin cruzarnos con ningún vehículo, tan sólo y muy de tarde en tarde con algún bantú que de repente salía de la muy intrincada, sombría y húmeda selva con su machete y algunas mujeres con sus vasijas de agua en la cabeza que iban o venían de algún pozo ó poblado cercano perdido en la selva. Pronto agotamos los muy escasos alimentos que llevábamos y tuvimos que recurrir a escarbar entre las raices de las palmeras para coger unos amarillentos y rechonchos gusanos que una vez chamuscados estaban realmente sabrosos, así como también las hormigas que con nuestras gorras recolectábamos después de escarbar alrededor de los gigantescos termiteros. Ya a unos 30 kilómetros antes de Bumba nos recogió un Peugeot 404 furgoneta de una misión católica en Ebonda cercana a Bumba en la que según nos dijo el conductor tenían una escuela, un hospital y una pequeña flota de camiones y camionetas para atender las plantaciones, y allí nos fuimos.

La verdad es que en la misión fuimos muy bien recibidos y atendidos, en los dos días que allí pasamos, inquietos por nuestros compañeros del camión, comimos y descansamos de maravilla y el mecánico jefe se ocupó de conseguirnos las ballestas que nos hacían falta y se prestó a que el conductor del Peugeot 404 con el que habíamos entablado cierta amistad nos llevase de vuelta a Yakoma. Una vez allí nos encontramos el camión ya en la pista cerca del poblado y a nuestros compañeros, aburridos y cansados de comer bananas, ñame y pescado y sin saber que era de nosotros esperándonos angustiados. Reparado el camión emprendimos ya sin mas dilación el camino de vuelta a la misión y a la ciudad de Bumba.

(*) Acabo de buscar por internet el pueblo centroafricano de Bangassou y cuál no será mi sorpresa al encontrarme que ahora tiene mas de 25.000 habitantes, muchas de sus desastrosas pistas asfaltadas, y hasta un pequeño aeropuerto!. En 30 años poco queda ya del mundo que nosotros conocimos.

(**) En ésa selva del Congo, en una pista aislada, no sé exactamente en qué lugar dado que me enteré casi un año después con motivo de una llamada que hicieron sus padres a los mío desde Logroño, murió de malaria cerebral Antonio Rodriguez Sangrador, el compañero de mi primera aventura africana en un Citroén Mehari.


8 may 2012

TRANSAFRICANA, DE MADRID A KENIA EN UN VIEJO CAMION. (4ª parte)

OTRA SITUACION COMPLICADA, BOKASSA, MALARIA CEREBRAL

Salimos de Duala en dirección éste camino de Yaoundé, la capital política del Camerún, ciudad colonial y acogedora situada sobre pequeñas colinas y con un clima mas suave que en la costa es el centro geografico de las razas bantúes y de las plantaciones de cacao del pais.

Después de un par de días visitando la ciudad continuamos nuestro camino hacia la frontera con Centroáfrica llegando a las bonitas cataratas de Nachtigal y bañándonos en las tranquilas aguas de su gran laguna superior hasta qué, sin darnos cuenta, un compañero y yo que estábamos distraidos jugando con una pelota nos acercamos demasiado a la cascada, la corriente comenzó a arrastrarnos y no pudimos hacer otra cosa que gritar a nuestros compañeros y agarrarnos desesperadamente a las resbaladizas rocas del fondo, poco a poco continuábamos deslizándonos, las fuerzas se nos iban acabando y nos pareció un siglo lo que tardaron nuestros compañeros en coger unas cuerdas y formar dos cadenas humanas para sacarnos de allí.

En Yaoundé ya nos habían advertido qué, aunque hacía ya algo mas de un año que había sido derrocado el dictador Bokassa ("el comedor de niños" y "gran emperador de Centroáfrica") (*) y aún estando abierta la frontera era peligroso acercarse al país porque continuaban las revueltas por su sucesión. Cómo no teníamos otra alternativa continuamos camino hacia el noreste y pasamos la frontera por Garua Boulai entrando ya en Centroáfrica y deteniéndonos en Bouar, la primera ciudad del camino, tomada por los militares y con restos tangibles de muy recientes revueltas por todas partes, el ambiente no obstante era tranquilo y las autoridades nos dijeron que podíamos continuar nuestro camino siempre y cuando fuésemos (esa era también nuestra intención) en dirección a Bangui, la capital del país.

En los días que tardamos en llegar a Bangui pasando un sinfin de controles militares algunos compañeros y yo comenzamos a sentirnos mal con frecuentes tiritonas y fiebres altas, era la malaria "cerebral"(**) que sin lugar a dudas veníamos incubando desde Camerún y se nos estaba ya manifestando. Al llegar a Bangui "la pequeña Paris" situada a orillas del río Ubangui, el mayor afluente del Congo, nos fuimos directamente al hospital y allí permanecimos varios días a base de quinina y antifibroides mientras nuestros compañeros buscaban la manera de cruzar con nuestro camión el río Ubangui y entrar en la república del Congo.

Ya antes de emprender nuestra expedición sabíamos que había un servicio regular de "baks" (transbordadores) entre Bangui y Zongo (república del Congo), pero cuando llegamos a Bangui nos encontramos con que ése servicio estaba paralizado a causa de las revueltas y aunque a mis compañeros les decían que pronto comenzaría a funcionar lo cierto es que pasaban los días y los "baks" continuaban bloqueados. Cuándo salimos del hospital Lorenzo nos dijo que los militares le habían comentado que en Bangassou, un pueblo situado a unos 800 kilómetros río Ubangui arriba había un "bak" que sí funcionaba, y allí nos fuimos por una endiablada pista en la que cada dos por tres nos quedábamos atascados en el barro y con unos enormes boquetes que para poder afrontarlos no teníamos mas remedio que rellenarlos previamente con barro, piedras. cañas, ramas y hojas de las palmeras que por todas partes nos rodeaban. Así, al cabo de varios días, llegamos por fin a Bangassou.

(*) Durante mucho tiempo se propagó por el mundo que el "emperador" Bokassa era antropófago y se comía a los bebés y niños pequeños cosa que no era cierta y yo personalmente tuve ocasión poco después de saberlo de primera mano. Lo que sí comía con mucha frecuencia Bokassa eran monos de diferentes especies algunos de los cuáles, una vez pelados y asados, sí podían en ocasiones confundirse con niños.

(**) La conocida como malaria "cerebral" (plasmodium falciparum) trasmitida como todas por la picadura de los mosquitos Anopheles es la mas peligrosa y dañina de todas las variedades de malaria. Se dá principalmente en el Africa ecuatorial y en algunos paises del sureste de Africa como Mozambique, se reproduce durante varios años y en muchas ocasiones y sin el tratamiento adecuado produce la muerte. En cualquier caso la enfermedad, la prevención y los tratamientos a base de quinina únicos que había en aquellos tiempos siempre dejaban secuelas en el hígado, riñones, vista y oidos.


6 may 2012

TRANSAFRICANA, DE MADRID A KENIA EN UN VIEJO CAMION. (3ª parte)

LAS MAMBAS VERDES INVADEN NUESTRO CAMION

Entramos en Nigeria por el noroeste del país, región de mayoría Hausa y religión musulmana, dejando atrás en pocos días Sokoto, Zaria y Jos para dirigirnos en dirección sureste hacia la región de Biafra poblada mayoritariamente por los Ibos de religión cristiana. Esa región, rica en carbón y fronteriza con Camerún, la cuál se atrevió a declararse república independiente en 1967, fué sistematicamente masacrada por los Hausas y Yorubas mayoritarios en el resto del país en la muy sangrienta guerra de Biafra (*) y era todavía cuando pasamos por ella una región marginada por el gobierno de Nigeria.

Camino de Biafra pasamos por Wamba y Makurdí en dónde nuestro conductor y mecánico Carlos Santos se libró de la muerte de milagro, estaba revisando algo debajo del camión, entre los dos ejes traseros, cuando el camión comenzó a deslizarse por la suave pendiente en la que estaba aparcado. Carlos se apercibió a tiempo antes de que lo aplastasen las ruedas del eje trasero y comenzó a rodar sobre sí mismo intentando mantenerse entre los dos ejes pero sin encontrar la manera de salir de allí. Un compañero del que no recuerdo su nombre se dió cuenta del peligro, saltó rapidamente a la cabina y pisó el freno parando el camión.

En el mercado de Enugú, la capital de Biafra, nos rodean los Ibos para ofrecernos de todo, frutas, gallinas, cochinos y principalmente capachos llenos hasta los topes de "maría" que allí se cultivaba a gran escala, y que una vez probada, confieso que fué la mejor y mas suave que he fumado en mi vida. Desde Enugú nos dirigimos hacia el River Cross que hace de frontera con Camerún, a unos 200 kilómetros de distancia. Ya en el River Cross nos detuvimos un par de días para descansar, bañarnos y pescar y comer el muy sabroso "capitán", un gran pez barbudo muy típico de los ríos tropicales.

Ya entrando en Camerún nos esperaba una resbaladiza aunque preciosa pista de tierra rojiza de unos 375 kilómetros hasta la ciudad de Kumba, y fué recorriendo esa pista cuando nos dimos verdadera cuenta de que habíamos cambiado radicalmente de país, los poblados por los que pasábamos estaban llenos de frutas y  flores multicolores, se veían nidos oblongos de los pájaros tejedores por doquier, cientos de niños y niñas con su uniforme azul saliendo de las escuelas, alegría desbordante por todas partes.

Llegamos a Duala justo a tiempo para pasar allí las navidades. Duala, ciudad situada a orillas del golfo de Guinea es la capital económica y la ciudad mas grande de Camerún, está dividida en dos partes separadas por el río Wuri y es una ciudad muy alegre y cosmopolita llena de bares y bistros en toda la zona del río y de restaurantes y pastelerías estilo francés en las calles del barrio de Akwa. En Duala llevábamos la referencia de una céntrica iglesia católica en cuya amplia explanada dotada de baños y duchas dejaban a los viajeros europeos acampar y allí pasamos la navidad aunque luego, de muy buenas formas nos echaron.

Las navidades en Camerún no se celebran desde luego igual que aquí, la gente, sobre todo los jóvenes muy extrovertidos y libres de tabúes viven esos días y noches de vacaciones muy intensamente en la calle, en los bares, en los bistros, entablando enseguida amistad y formándo grandes grupos para divertirse en compañía. Era tal la cantidad de jóvenes, chicos y chicas los que acudían a visitarnos a nuestro camión y a invitarnos a beber, a bailar y a irnos con ellos que no es de extrañar que los curas de la iglesia se cansasen de nuestra no muy ejemplar compañía. A mas de uno y una nos pintaron las uñas de las manos de rojo los nativos por no poder o no querer mantener con ellos relaciones sexuales.

Estábamos muy a gusto en Duala y todavía no queríamos partir, de modo que nos buscamos otro lugar dónde nos permitiesen acampar y no fué otro que debajo de un gigantesco árbol a orillas de un riachuelo en el enorme jardín botánico de la ciudad, y ya al amanecer del primer día, en el mas profundo de los sueños, nos despierta con sus gritos un compañero diciéndonos que algo frio y viscoso le había pasado por el cuerpo, saltamos de nuestras literas, encendemos la luz de nuestro camión y las linternas, y vemos con gran sorpresa inicial, y mucho miedo después, que un montón de mambas verdes (**) se descolgaban de las ramas del árbol bajo el cuán estábamos acampados y caían en nuestro camión.

Al principio salimos todos corriendo tal y cómo estábamos, unos desnudos, otros en bragas y calzoncillos, hasta que nos tranquilizamos y tomamos conciencia de que estábamos siendo "invadidos" por las mambas verdes y de algún modo teníamos que solucionarlo. Nos pasamos medio día a la caza de las serpientes expulsándolas de nuestro camión con humo y ruidos, y a cada una que saltaba del camión intentando alcanzar el muy cercano riachuelo persiguiéndola y en ocasiones matándola con palos y piedras. Ese mismo día por la tarde, sin arriesgarnos a que anocheciera de nuevo, salimos corriendo de allí.

(*) En la sangrienta guerra de Biafra y en menos de 3 años se contabilizaron mas de 3.000.000 de muertos, en ella se enfrentaron además de los ejércitos nativos bandas de mercenarios reclutados y financiados por dos paises europeos con intereses contrapuestos en la zona.

(**) La mamba verde, muy fina y delgada y así llamada por su bonito color verde esmeralda anida y duerme en algunos árboles de las zonas húmedas del Africa ecuatorial y es una de las serpientes mas venenosas del mundo, su mordedura provoca la muerte en pocos minutos.

4 may 2012

TRANSAFRICANA, DE MADRID A KENIA EN UN VIEJO CAMION. (2ª parte)

ENTERRADOS HASTA EL CHASIS EN LA ARENA

La ruta que teníamos por delante, ya en lo mas profundo del Sáhara, cruzaba la "tierra de nadie" entre los puestos fronterizos de In Guezzan al sur de Argelia y Assamaka en el norte de Níger, no tenía demasiados kilómetros pero era una contínua sucesión de dunas y vaguadas en las que se depositaban millones de toneladas de arena fina y esponjosa arrastradas por los vientos. Las pistas a seguir, cuando existían, eran unas simples rodadas de camiones y vehículos anteriores tan difuminadas que hacían de la ruta una verdadera trampa mortal.

Llevábamos recorridos muy pocos kilómetros cuándo, al sobrepasar una duna con la máxima potencia y sin darse cuenta a tiempo Carlos el conductor de que "la pista" giraba a la derecha caímos con brusquedad en una de esas vaguadas de arena fina y esponjosa enterrándose el camión hasta casi desaparecer las ruedas. Bajados todos del camión enseguida nos dimos cuenta de la gravedad de la situación y de que aquello no era cuestión de unas simples paladas de arena, que si queríamos salir de allí íbamos a tener que desplazar el camión de alguna manera unos 200 metros hasta un tramo de la pista que parecía mas firme.

Tardamos tres días y tres noches en conseguir mover el camión esos 200 metros, éramos 26 personas y por turnos cada vez mas cortos debido al calor, al esfuerzo y a nuestro progresivo agotamiento escarbábamos una y mil veces la arena debajo del camión y delante de las ruedas para poder colocar las planchas de hierro agujereadas que llevábamos, consiguiendo así hacer avanzar en cada ocasión el camión unos escasos tres metros para enterrarse de nuevo una y otra vez, y vuelta a empezar en cada ocasión aprovechando al máximo las algo mas llevaderas horas de la noche en las que se suavizaba algo el calor.

Fué un esfuerzo tremendo pero conseguimos situar de nuevo el camión en la pista, y después de cenar y dormir toda una noche a pierna suelta el cuarto día al amanecer emprendimos de nuevo el camino aunque en ésta ocasión tampoco recorrimos demasiados kilómetros ya que de nuevo, al sobrepasar otra gran duna, ésta vez sin salirnos de la pista, vemos a nuestro costado a dos Peugeot 504 que nos habían adelantado a toda velocidad la noche anterior y que habían chocado entre sí al no haber podido sobrepasar el primero de ellos la duna, el segundo que le seguía le había empujado, y ambos quedaron enterrados en la arena con los dos conductores subidos a los coches desde hacía varias horas sin saber que hacer.

Fué así como conocí a Pepe Sánchez, un andaluz que vivía en Noruega y se dedicaba a bajar coches usados desde Holanda y Alemania para venderlos en el Africa negra, y con el qué, después de sacar los dos coches de la arena y devolverlos a la pista con el cabrestante de nuestro camión, y dado que a su Peugeot se le había dañado el motor y era imposible allí de reparar, compartí una de las experiencias mas peligrosas de mi vida al turnarnos él y yo al volante para mantener las ruedas rectas mientras éramos arrastrados por el camión con una barra de remolque de escasos tres metros, completamente cegados por la nube de arena que levantaba el camión y con riesgo contínuo de volcar cada vez que nuestro camión saltaba una duna ó tenía bruscamente que cambiar de dirección.

Así llegamos a Assamaká, el puesto fronterizo del norte de Níger, un pequeño oasis de aguas sulfurosas que fueron una bendición para nuestra ennegrecida y ya muy agrietada piel. En Assamaká descansamos toda una noche cenando y departiendo con los acogedores soldados de la guarnición, dejamos allí a nuestros añadidos compañeros de viaje con sus coches, y después de sellar nuestros pasaportes y autorizar la entrada del camión en el pais partimos rumbo sureste hacia la ciudad de Arlit, situada a unos 200 kilómetros, ya por una rápida y casi recta pista de arena en la que no tuvimos ningún percance.

Antes de llegar a Arlit te das de bruces con sus famosas minas de uranio explotadas por una compañía francesa, y ya en las afueras de la ciudad con un enorme letrero que mas o menos dice: "Señores viajeros, les recordamos bajo pena de sanción que antes de irse a beber cerveza en los bares de la ciudad tienen la obligación legal de presentarse y pasar los trámites de inmigración en los puestos de policía y aduanas", advertencia que según nos habían comentado casi nadie cumple y por supuesto nosotros tampoco, si llegas allí es agotado y muerto de sed después de varios días de travesía por el desierto.

Arlit, la ciudad mas norteña de Níger es una pequeña pero muy animada población en la que abundan los hostales, los bares, las prostitutas, la cerveza y los puestos callejeros en los que puedes comer casi de todo si no le haces asco a las moscas y al polvo. De allí parte una carretera asfaltada que entrando ya en el Sahel conduce a Agadez, la capital de los tuaregs del Air y puerta de entrada al temible desierto del Teneré, es una ciudad construida en torno a su mezquita con torre de adobe y madera de estilo sudanés y a su animado y bien surtido mercado.

En Agadez nos desapareció una de las chicas del camión y pasamos toda una noche buscándola por todos lados sin lograr nada, se había ido con un joven targuí sin avisar a nadie y apareció a la mañana siguiente toda sonriente como si no hubiese pasado nada, el cabreo general fué desde luego mayúsculo. Salimos de Agadez por la carretera general asfaltada que conduce a Niamey (**), la capital de Níger, ciudad que no alcanzamos en aquella ocasión porque nos desviamos antes a medio camino, en Birnin-Konni, con el fin de cruzar la frontera y entrar ya en el noroeste de Nigeria, nuestro siguiente pais.

(*) Agadez fué durante años escala obligada del rally París-Dakar con cuya organización y en funciones de control colaboré en los años anteriores a la muerte de su fundador Thierry Sabine en 1986 en las dunas de D´Aolit en el norte de Malí, llevando yo al año siguiente, en 1987, el único grupo europeo de seguimiento integral del rally París-Dakar, organizado por ADINDA.

(**) En las afueras de Niamey, a orillas del río Níger, en otra expedición posterior, nuestro buen amigo, jefe y guía Lorenzo del Amo se abrió la cabeza y rompió la columna vertebral mientras nos bañábamos en el río, quedando a consecuencia de ello paralítico de por vida.


3 may 2012

TRANSAFRICANA, DE MADRID A KENIA EN UN VIEJO CAMION. (1ª parte)

EL PRECIO "EN ESPECIE" PARA SALIR DE ARGELIA

En otoño de 1981, poco despues de regresar de mi vuelta a Sudamérica, me enteré por un periódico gratuito de tirada nacional llamado Segundamano que una asociación de Madrid denominada ADINDA (con la cuál mas tarde y durante varios años colaboré muy intensivamente como guia responsable de expediciones en el Africa occidental), estaba acondicionando un viejo camión Man de 20 toneladas y 2 ejes traseros para atravesar el gran desierto del Sáhara y las junglas del Africa central, en un viaje sin retorno de unos cuatro meses previstos de duración desde Madrid (España) a Nairobi (Kenia), y buscaba personas interesadas en participar en esa larga y complicada expedición.

Aprovechando que tenía que ir a Madrid para ver a mi amigo Eloy González y dejarle en depósito para su venta la artesanía que había traido de Sudamérica, así como recoger dinero por la venta de la de Turquía, me acerqué para ver el camión el cuál ya estaba practicamente acondicionado con sus refuerzos bajo el motor, depósitos suplementarios para agua y gasoil, planchas de hierro para la arena, tres filas de literas (una de ellas sobre arcones para los equipajes y las otras dos colgadas con cadenas de las barras soporte del techo de lona), completa cocina en la caja detrás de la cabina, etc. Así conocí a Lorenzo del Amo (*) y a su socio Carlos Santos, y allí me quedé ayudando a completar lo que faltaba.

Un par de semanas después partimos de Madrid con el camión camino de Algeciras para tomar allí un ferry hacia Ceuta. En Algeciras se reunieron con nosotros los miembros de la expedición de las provincias del sur que faltaban hasta completar el cupo máximo de 26 personas de toda España, hombres y mujeres en su mayoría jóvenes y del mas variado talante y procedencia, e incluso un alemán muy alto y tranquilo llamado Jurgens el cuál tuvo la mala suerte, ya mas tarde en el Sáhara y en un brusco salto del camión, de abrirse la cabeza con una de las barras del techo y luego al caer romperse la rabadilla.

Desde Ceuta emprendimos la ruta hacia Oujda, ciudad ya próxima a la frontera entre Marruecos y Argelia, atravesando de oeste a este las montañas del Rif, zona emblemática del cultivo, preparación y distribución del haschis de Marruecos. Allí y durante toda la travesía nos persiguieron con sus coches los rifeños tirándonos a la caja del camión bolas y puros de haschis a cambio de cualquier cosa, una navaja, un mechero, dinero, etc., devolviéndoles nosotros practicamente todo lo que nos tiraban entre otras cosas porque en un par de días teníamos que pasar los severos controles fronterizos de la aduana argelina.

Entramos en Argelia sin mayores problemas aunque eso sí, los aduaneros nos revisaron muy exhaustivamente todos nuestros equipajes y hasta metieron el camión en el foso. En Argelia nos detuvimos en Orán y luego recorrimos rapidamente el norte del país hasta Blida, ya en las proximidades de Argel, y allí nos desviamos hacia el sur para cruzar por carretera asfaltada la cadena montañosa del Atlas argelino y llegar a Ghardaia, una atractiva ciudad situada en las estribaciones del Sáhara, mas tarde El Golea, la primera ciudad del desierto, In Salah con su fuerte, su relajante oasis y sus dunas móviles, y desde allí afrontamos los 660 kilómetros que nos separaban de Tamanrasset por un asfalto cada vez mas deteriorado y tragado por la arena, el último tramo por pistas laterales ya que ni restos de asfalto existían.

Tamanrasset, la capital de los tuaregs del macizo montañoso del Hoggar de los Iforas es la principal y última ciudad al sur del Sáhara argelino, una bulliciosa ciudad en torno a un colorido y bien surtido mercado central de alimentos y productos, a un grande y antaño muy activo mercado de camellos, y a sus talleres y almacenes de suministros. Punto de partida para visitar el Assekrem y las montañas del Hoggar con sus nómadas tuaregs y sus pozos secretos de agua fria ocultos en las rocas, es también el último lugar para descansar, reparar y abastecerse los camiones y vehículos antes de la gran travesía sahariana.

Desde Tamanrasset y una vez pasados los preceptivos controles de policía y aduanas tomamos la ruta hacia el sur camino del puesto fronterizo de In Guezzam distante unos 400 kilometros, al principio por un corto tramo asfaltado, y luego por una rápida pista arenosa que se adentraba cada vez mas en el Sáhara profundo en dirección a Niger, nuestro siguiente destino. En ése tramo no tuvimos mayores incidencias a excepción de algún que otro ligero enterramiento en la arena que con las palas que llevábamos solventamos rapidamente.

Llegados a In Guezzam, un pequeño pueblo con cuatro polvorientas casas y un puesto de control en medio de la nada, comenzaron los problemas. El jefe de aduanas, un sargento alto, fuerte, calvo, tuerto y mal encarado se empeñó en no dejarnos salir del país si no le regalábamos un radiocassete y le dejábamos pasar una noche con alguna de nuestras compañeras del camión, cosa que en principio tomamos como una broma pero al ver que iba en serio a todos nos cabreó negándonos rotundamente.

Pasamos allí cuatro días cubiertos por el polvo que arrastraba el viento y con un calor infernal ya que ni una sombra había al mediodía para guarecerse, pero el tuerto aduanero seguía en sus trece. El cuarto día por la noche celebramos una asamblea y decidimos regresar a Tamanrasset a pesar de la distancia, pérdida de tiempo e incertidumbre que ello suponía para la continuidad de nuestro viaje, y denunciar allí a las autoridades lo que nos estaba pasando, pero ésa noche, a la vista del gran problema que teníamos, una compañera a la que el aduanero no le quitaba los ojos de encima decidió sin decirnos nada irse con él.

A la mañana siguiente, apesadumbrados, partimos hacia lo mas profundo del Sáhara camino de Níger, nuestro siguiente destino.

(*) Lorenzo del Amo y Carlos Santos fueron los pioneros españoles en la movida africana de los años 80, y ya antes, hasta que se cerró el paso del Khyber entre Pakistán y Afghanistán, de la movida española hacia la India y Nepal. Un par de años antes de la expedición en camión que aquí relato habían cruzado el desierto del Sáhara en un tractor con remolque llegando con él hasta Yaoundé (Camerun).


1 may 2012

POL POT Y LOS TEMPLOS DE ANGKOR EN CAMBOYA

En febrero de 1997 llevé un grupo de expedición del Museo Arqueológico de La Coruña a visitar las principales ciudades y monumentos históricos de Laos, Vietnam y Camboya vía Kuala Lumpur (Malasia). En los años anteriores ya había acompañado al grupo primero al enigmático Irán, y posteriormente a Yemen y Jordania.

En Laos visitamos la histórica capital norteña de Luang Prabang y remontamos un trecho del gran río Mekong hasta el afluente que lleva a Dien Bien Fu, así cómo su actual capital Vientiane, y ya en Vietnam la ciudad norteña de Hanoi con sus teatros de marionetas y sus campos de arroz y la brumosa bahía de Halong con sus impresionantes islotes rocosos emergiendo del mar, luego Hué, Danang y el delta del rio Mekong con sus islas en el sur del país, así como su vibrante y dinámica capital Ho Chi Ming (la antigua Saigón).

Ya en Camboya, su capital Phnom Penh y la pequeña ciudad norteña de Siem Reap, base de partida para visitar los enigmáticos y fabulosos templos de Angkor algunos practicamente comidos por la selva y que son, sin lugar a dudas, el conjunto arqueológico mas importante de todo el sudeste asiático, seguidos quizás por los templos de Bagán al sur de Mandalay, en la actual Myanmar (antigua Birmania), los cuáles también tuve ocasión de visitar por mi cuenta junto con el apacible lago Inle algunos años después.

El caso es qué, ya llegando a Siem Reap por carretera desde Phnom Penh y sobrados de tiempo quisimos desviarnos y hacer una parada para visitar la parte norte del gran lago Tonlé Sap y el guía camboyano que llevábamos nos lo impidió diciéndonos que estaba prohibido por ser extremadamente peligroso. Ya en el hotel de Siem Reap, uno de los pocos decentes que en aquellos tiempos había en la ciudad, cenamos y nos fuimos a dormir escuchando durante la noche ruidos de disparos en la lejanía.

A la mañana siguiente en el temprano desayuno le preguntamos por ellos al guía local y éste, muy nervioso, nos dice que no había sido nada, sólo unas prácticas de tiro de la policía. Salimos en autobús camino de los templos de Angkor, escoltados por una patrulla miliar, y ya al llegar a la entrada principal sur, la única en aquellos tiempos de acceso permitido, nos encontramos las murallas y el perímetro que rodea los templos tomado por muchos militares y un ambiente algo extraño ya que parecían estar todos en estado de alerta y asustados.

Los militares, siempre acompañándonos a una distancia prudencial y sin perdernos de vista nos permitieron visitar tan sólo algunos de los templos situados en "la zona controlada y segura", Angkor Wat el mayor y mas impresionante de todos, el templo de Bayon con sus 216 colosales rostros esculpidos, la pirámide de Baphuon, el Palacio y las piscinas reales, el templo de Phimeanakas, así como otros menores pero no menos importantes en las cercanías, algunos comidos totalmente por la selva y con sus muros y cimientos entremezclados y abrazados por los enormes troncos y raices de los árboles que todo lo invadían..

Ya de vuelta en nuestro país supimos algo de lo que estaba pasando en Camboya, el sanguinario general Pol Pot de los Khmer Rojos el cuál durante su mandato había masacrado a mas de dos millones de camboyanos y al que se le daba por muerto había "resucitado" en algún lugar de Thailandia cercano a la frontera norte y a su antigua base camboyana de Anlong Veng, había vuelto a tomar las armas con los partidarios que aún le quedaban y estaba realizando incursiones con su guerrilla en la zona norte del pais, incluyendo las proximidades del lago Tonlé Sap, la zona norte de los templos de Angkor y hasta  la mismísima ciudad de Siem Reap.

Pocos meses después, ya a comienzos de 1998, acosado por los militares y herido y enfermo de malaria falleció "definitivamente" el sanguinario general Pol Pot en las proximidades de Anlong Veng cerrándose así el capítulo de la mas reciente y sangrienta etapa del sudeste asiático. Hoy en día Siem Reap está plagada de hoteles y los templos de Angkor son visitados cada año por millones de turistas de todo el mundo.