Ocurrió a principios del verano del 86 con un grupo de ADINDA que Chema (nuestro mecánico conductor) y yo recogimos en el aeropuerto de Niamey, la capital de Níger, para recorrer con nuestro autobús 4x4 durante tres semanas los países de Togo y Ghana, enviándolo luego de regreso a Madrid desde Abijdán, la ciudad mas grande y cosmopolita de Costa de Marfil.
Después de un par de días en Niamey para visitar la ciudad y obtener visados salimos hacia el suroeste por una carretera asfaltada con el objetivo de salir de Niger y entrar ya en el éste de Burkina Fassó por la ciudad de Kantchari, continuando luego hasta Koupela para allí desviarnos ya hacia el sur camino del norte de Togo, pais al que entramos por la frontera de Dapaong. Hasta ahí el viaje había trascurrido sin demasiado interés, pero entrando ya en el pais "somba" con sus chozas-torres circulares de adobe y techos de paja camino del parque nacional de Kéran las cosas comenzaron a cambiar, la abundancia de elefantes era tal que hasta en la carretera principal norte a sur que lo atraviesa hacías bien en atender a las señales de tráfico de "cuidado elefantes" porque continuamente tenías que pararte para dejarlos pasar.
Continuando hacia el sur entramos en el montañoso pais "kabré" con sus chozas ovaladas, ya en la bonita región de Kara, y luego cerca de la ciudad musulmana de Sokodé la falla de Alejo y la impresionante cascada del río Momo, además del parque nacional de Fazao con sus montañas Malfacassa plagadas de todo tipo de animales, grutas y cascadas. Ya mas al sur Badu, con su majestuosa cascada Tomegbé y su cercano valle abrazando el río con una gran abundancia de cocodrilos e hipopótamos bañándose en medio de una frondosa vegetación. Atakmé, la capital de los "ifé" expulsados siglos atrás de Nigeria, con sus "zancudos saltarines" y la cascada de Ayomé, luego Klouto con sus hermosos paisajes plagados de pequeñas cascadas, Palime con su bonita artesanía y su cercano monte Bauman, el mas alto del país, y ya camino de Lomé las mas grandes y mejores plantaciones de cacao del país.
Lomé, la capital de Togo, con su Plaza de la Independencia, su Palacio Presidencial, su Mercado de Fetiches y su animado barrio Amoutive es una de las ciudades mas coloristas y acogedoras del golfo de Guinea y allí permanecimos tres días instalados en el muy tranquilo camping de su preciosa playa con cocoteros aprovechando para sacar los visados de Ghana y Costa de Marfil y visitar además de la ciudad sus alrededores, entre ellos el bonito lago Togo y la antigua capital de Togoville en dónde continuaban celebrándose ceremonias vudú.
Atravesando la frontera con Ghana nos detuvimos en la pequeña y decadente localidad costera de Keta con sus hermosas playas y su laguna, la mas grande del país, dirigiéndonos ya desde allí hacia Accra, la actual capital del país, una ciudad desagradable y sin ningún interés a excepción de su fuerte colonial sobre el mar al que con nuestro verde oscuro autobús 4x4 directamente nos dirigimos, buscando la entrada en una zona ajardinada en dónde viví una de las experiencias mas fuertes de todas mis expediciones y viajes.
Sin saber de dónde salieron, un pelotón de las fuerzas especiales armado hasta los dientes y al mando de un joven teniente nos hizo parar el autobús y luego nos rodeó completamente con sus metralletas preparadas, aunque sin apuntarnos con ellas. El teniente se acerca a la puerta con su pistola desenfundada apuntando al suelo y me dice que la abra, así lo hago y me dice que me aparte, que van a inspeccionar el autobús, mis compañeros empiezan a refunfuñar y yo le digo que nó, que ya nos han inspeccionado en la frontera, levanta su pistola y me pone el cañón en la barriga, yo le doy un manotazo y se la tiro al suelo, de inmediato todo el pelotón amartilla sus metralletas y nos apunta con ellas. El joven teniente asombrado debió darse cuenta de la muy tensa y absurda situación porque ya amablemente me pregunta quiénes somos, que hacemos allí, y cómo es que ignoramos que aquella zona está prohibida porque ahora el antiguo fuerte colonial es la residencia del presidente del país (**). Aclarada en principio la situación el pelotón vuelve a bajar sus armas, el teniente sube sólo al autobús, echa un vistazo a mis compañeros y a los equipajes, y se baja diciéndonos que demos media vuelta y que nos vayamos de allí, cosa que por supuesto hacemos rápidamente.
Sin detenernos mas en Accra salimos hacia el noroeste camino de Kumasi, la antigua capital del imperio Ashanti, una vistosa y muy curiosa ciudad ya que nadie espera en principio encontrarse en un paraje lejano y perdido del Africa negra una muy activa ciudad en la que gran parte de sus habitantes, aunque de piel negra, tienen nariz afilada, rasgos finos y cara delgada, y en la que buena parte de sus antiguas calles y atiborrados mercados alrededor de la vía del tren tienen todo el color y el sabor de los bazares y mercadillos del mundo árabe, siendo sin embargo la explicación muy sencilla, el antiguo imperio Ashanti controlaba todo el trasporte de oro desde el golfo de Guinea hasta el mar Rojo con enormes caravanas de camellos las cuáles atravesaban todo el desierto del Sáhara y regresaban luego con artesanos y mercancías de los paises árabes de la zona, Arabia Saudí, Yemen, Sudán, etc.
Ya un poco justos de tiempo salimos de Kumasí por una pista de nuevo hacia el sur camino de la agradable ciudad de Cape Coast con los restos de su antigua fortaleza portuguesa colgando sobre el mar y una cálida playa atiborrada de piraguas de pesca. Desde allí seguimos hacia el oeste por la costa soslayando la ciudad industrial y petrolera de Sekondi-Takoradi, y pasando la frontera entramos ya en nuestro último país Costa de Marfil camino de Grand Bassam, capital del país durante la época de la colonización francesa y ahora en plena decadencia, aunque en ella se pueden ver todavía algunos edificios coloniales y comprar buena artesanía de oro, máscaras y figuras de madera tallada. Desde allí visitamos durante el tiempo que nos quedaba todo lo que pudimos de la muy cercana ciudad de Abidjan, su barrio financiero Plateau, el elegante barrio de Cocody con el famoso hotel Ivoire, el gran mercado de Adjamé y ya sin mas tiempo embarcamos al grupo en su avión de regreso a Madrid, quedándonos Chema y yo a la espera de un nuevo grupo para remontar Costa de Marfil.
(*) Allá por los siglos XIV y XV los dos imperios mas importantes del Africa occidental fueron el imperio Ashanti, que controlaba toda la producción y el tráfico de oro hacia el mar Rojo, y el imperio Songhai de Malí que controlaba la extracción y el comercio de sal desde las minas de Taoudeni en la actual Mauritania hacia los paises del golfo de Guinea navegando por el río Níger desde Tombouctú, y hacia los paises del Mediterráneo atravesando el desierto del Sáhara con caravanas de cientos de camellos.
(**) En aquél entonces el presidente de Ghana era el antes teniente Jerry Rawlings el cuál había tomado el poder mediante un golpe militar a finales de 1981, siendo mas tarde reelegido por votación popular hasta el año 2000.
Después de un par de días en Niamey para visitar la ciudad y obtener visados salimos hacia el suroeste por una carretera asfaltada con el objetivo de salir de Niger y entrar ya en el éste de Burkina Fassó por la ciudad de Kantchari, continuando luego hasta Koupela para allí desviarnos ya hacia el sur camino del norte de Togo, pais al que entramos por la frontera de Dapaong. Hasta ahí el viaje había trascurrido sin demasiado interés, pero entrando ya en el pais "somba" con sus chozas-torres circulares de adobe y techos de paja camino del parque nacional de Kéran las cosas comenzaron a cambiar, la abundancia de elefantes era tal que hasta en la carretera principal norte a sur que lo atraviesa hacías bien en atender a las señales de tráfico de "cuidado elefantes" porque continuamente tenías que pararte para dejarlos pasar.
Continuando hacia el sur entramos en el montañoso pais "kabré" con sus chozas ovaladas, ya en la bonita región de Kara, y luego cerca de la ciudad musulmana de Sokodé la falla de Alejo y la impresionante cascada del río Momo, además del parque nacional de Fazao con sus montañas Malfacassa plagadas de todo tipo de animales, grutas y cascadas. Ya mas al sur Badu, con su majestuosa cascada Tomegbé y su cercano valle abrazando el río con una gran abundancia de cocodrilos e hipopótamos bañándose en medio de una frondosa vegetación. Atakmé, la capital de los "ifé" expulsados siglos atrás de Nigeria, con sus "zancudos saltarines" y la cascada de Ayomé, luego Klouto con sus hermosos paisajes plagados de pequeñas cascadas, Palime con su bonita artesanía y su cercano monte Bauman, el mas alto del país, y ya camino de Lomé las mas grandes y mejores plantaciones de cacao del país.
Lomé, la capital de Togo, con su Plaza de la Independencia, su Palacio Presidencial, su Mercado de Fetiches y su animado barrio Amoutive es una de las ciudades mas coloristas y acogedoras del golfo de Guinea y allí permanecimos tres días instalados en el muy tranquilo camping de su preciosa playa con cocoteros aprovechando para sacar los visados de Ghana y Costa de Marfil y visitar además de la ciudad sus alrededores, entre ellos el bonito lago Togo y la antigua capital de Togoville en dónde continuaban celebrándose ceremonias vudú.
Atravesando la frontera con Ghana nos detuvimos en la pequeña y decadente localidad costera de Keta con sus hermosas playas y su laguna, la mas grande del país, dirigiéndonos ya desde allí hacia Accra, la actual capital del país, una ciudad desagradable y sin ningún interés a excepción de su fuerte colonial sobre el mar al que con nuestro verde oscuro autobús 4x4 directamente nos dirigimos, buscando la entrada en una zona ajardinada en dónde viví una de las experiencias mas fuertes de todas mis expediciones y viajes.
Sin saber de dónde salieron, un pelotón de las fuerzas especiales armado hasta los dientes y al mando de un joven teniente nos hizo parar el autobús y luego nos rodeó completamente con sus metralletas preparadas, aunque sin apuntarnos con ellas. El teniente se acerca a la puerta con su pistola desenfundada apuntando al suelo y me dice que la abra, así lo hago y me dice que me aparte, que van a inspeccionar el autobús, mis compañeros empiezan a refunfuñar y yo le digo que nó, que ya nos han inspeccionado en la frontera, levanta su pistola y me pone el cañón en la barriga, yo le doy un manotazo y se la tiro al suelo, de inmediato todo el pelotón amartilla sus metralletas y nos apunta con ellas. El joven teniente asombrado debió darse cuenta de la muy tensa y absurda situación porque ya amablemente me pregunta quiénes somos, que hacemos allí, y cómo es que ignoramos que aquella zona está prohibida porque ahora el antiguo fuerte colonial es la residencia del presidente del país (**). Aclarada en principio la situación el pelotón vuelve a bajar sus armas, el teniente sube sólo al autobús, echa un vistazo a mis compañeros y a los equipajes, y se baja diciéndonos que demos media vuelta y que nos vayamos de allí, cosa que por supuesto hacemos rápidamente.
Sin detenernos mas en Accra salimos hacia el noroeste camino de Kumasi, la antigua capital del imperio Ashanti, una vistosa y muy curiosa ciudad ya que nadie espera en principio encontrarse en un paraje lejano y perdido del Africa negra una muy activa ciudad en la que gran parte de sus habitantes, aunque de piel negra, tienen nariz afilada, rasgos finos y cara delgada, y en la que buena parte de sus antiguas calles y atiborrados mercados alrededor de la vía del tren tienen todo el color y el sabor de los bazares y mercadillos del mundo árabe, siendo sin embargo la explicación muy sencilla, el antiguo imperio Ashanti controlaba todo el trasporte de oro desde el golfo de Guinea hasta el mar Rojo con enormes caravanas de camellos las cuáles atravesaban todo el desierto del Sáhara y regresaban luego con artesanos y mercancías de los paises árabes de la zona, Arabia Saudí, Yemen, Sudán, etc.
Ya un poco justos de tiempo salimos de Kumasí por una pista de nuevo hacia el sur camino de la agradable ciudad de Cape Coast con los restos de su antigua fortaleza portuguesa colgando sobre el mar y una cálida playa atiborrada de piraguas de pesca. Desde allí seguimos hacia el oeste por la costa soslayando la ciudad industrial y petrolera de Sekondi-Takoradi, y pasando la frontera entramos ya en nuestro último país Costa de Marfil camino de Grand Bassam, capital del país durante la época de la colonización francesa y ahora en plena decadencia, aunque en ella se pueden ver todavía algunos edificios coloniales y comprar buena artesanía de oro, máscaras y figuras de madera tallada. Desde allí visitamos durante el tiempo que nos quedaba todo lo que pudimos de la muy cercana ciudad de Abidjan, su barrio financiero Plateau, el elegante barrio de Cocody con el famoso hotel Ivoire, el gran mercado de Adjamé y ya sin mas tiempo embarcamos al grupo en su avión de regreso a Madrid, quedándonos Chema y yo a la espera de un nuevo grupo para remontar Costa de Marfil.
(*) Allá por los siglos XIV y XV los dos imperios mas importantes del Africa occidental fueron el imperio Ashanti, que controlaba toda la producción y el tráfico de oro hacia el mar Rojo, y el imperio Songhai de Malí que controlaba la extracción y el comercio de sal desde las minas de Taoudeni en la actual Mauritania hacia los paises del golfo de Guinea navegando por el río Níger desde Tombouctú, y hacia los paises del Mediterráneo atravesando el desierto del Sáhara con caravanas de cientos de camellos.
(**) En aquél entonces el presidente de Ghana era el antes teniente Jerry Rawlings el cuál había tomado el poder mediante un golpe militar a finales de 1981, siendo mas tarde reelegido por votación popular hasta el año 2000.