29 abr 2012

LAS SINGLADURAS CON MI VELERO "VAGAMUNDO" (3ª Etapa)

TEMPORAL EN EL CABO DE GATA

A principios de agosto de 1994 estaba yo placidamente fondeado en el puerto de Adra (Almería) con mi velero Vagamundo esperando a que llegasen desde La Coruña mi esposa María Jesus y mi hermano José Luis para pasar unos días de navegación y disfrute en los pueblos y playas del sureste de España.

Al día siguiente a su llegada levamos anclas y partimos rumbo a las maravillosas calas del cabo de Gata con un cielo totalmente despejado, viento suave y la mar en calma. Tan apacible estaba el día y tan plana la mar qué, cosa rara en mí, llevaba la zodiac a remolque en vez de izada en su pescante de popa.

La navegación placentera y tranquila discurría sin problemas hasta qué, ya en las proximidades del cabo de Gata comenzó a levantarse el viento de levante, a encresparse la mar, y en poco mas de media hora aquello se convirtió en un verdadero temporal con la mar y el viento de proa, no quedando mas remedio que arriar génova y mesana, rizar a tope la mayor y navegar apoyado con el motor. 

Poco antes, y al ver lo que se nos venía encima, quise recoger la zodiac pero fué ya demasiado tarde, se había llenado de agua y no había manera de izarla a bordo, luego se rompió el cabo que la sujetaba y por mas que dimos vueltas a motor alrededor de ella para intentar trincarla con una pequeña ancla plegable lo único que conseguimos fué perforarla con las uñas del ancla, y dado el riesgo de volcar al atravesarnos en cada virada al mar decidí abandonarla, poner rumbo oeste y correr la mar popa al temporal.

El primer puerto que teníamos en ése rumbo para refugiarnos del creciente temporal era Almerimar y hacia allí nos dirigimos, pero cuando llegamos era ya tan fuerte el viento y la mar que la bocana del puerto "hervía" de tal manera que nos prohibieron por radio la entrada. No nos quedó otra opción que regresar a mar abierto, afrontar a motor y con la vela mayor totalmente rizada el bravo mar de proa y poner de nuevo rumbo este y luego noreste con el fin de entrar en el golfo de Almería y refugiarnos, agotados, hambrientos y y empapados hasta los huesos en el puerto de Roquetas del Mar.

Tan dura fué la situación que habíamos pasado que mi hermano José Luis, sin experiencia apenas en navegación y que había soportado estoicamente el temporal decidió desembarcar en Roquetas y pasar el resto de sus vacaciones en tierra firme. Mi esposa María Jesus y yo, después de descansar un día y comprar una pequeña lancha inflable provisional zarpamos de nuevo y doblamos el cabo de Gata ésta vez sin problemas, incluso con parada en dos de sus calas, arribando y fondeando ya al anochecer a la entrada del pequeño puerto de San José, el mas al sur del Mediterráneo.

En los días siguientes y ya con calma fuimos remontando poco a poco la costa mediterránea española fondeando en sus playas y recalando en Carboneras, en el recoleto puerto de Aguilas, en Cartagena, y doblado sin problemas el cabo de Palos entramos y recalamos en el Mar Menor de la provincia de Murcia, luego en Torrevieja, Santa Pola, la isla de Tabarca, Alicante, Altea, y ya desde Calpe pusimos rumbo a Ibiza y Formentera pasando en ambas islas varios días muy tranquilos y agradables.

Mi mujer María Jesús regresó en avión a La Coruña, y yo decidí quedarme algunos días mas fondeado en la bonita bahía en forma de concha de Portinaxt, en el norte de la isla de Ibiza.