17 may 2012

TRANSAFRICANA, DE MADRID A KENIA EN UN VIEJO CAMION. (8ª y Ultima Parte)

BLOQUEAMOS CON EL CAMION LA FRONTERA ENTRE EL CONGO Y RUANDA

Salimos de Goma camino de Ruanda por una pequeña pista de tierra y cuando llegamos al puesto fronterizo de Gisenyi nos encontramos con qué no nos dejaban pasar por carecer de visados. Todas las explicaciones que dimos no nos sirvieron de nada, admitieron que su consulado en Goma estaba temporalmente cerrado por problemas en la zona pero se negaron a expedirnos un visado en la frontera o a dejarnos pasar para obtener el visado en Kigali, la cercana capital del país. La única opción que nos daban, retroceder hasta el consulado de la muy lejana ciudad de Kisangani (unos 1.150 kilómetros) era para nosotros inaceptable.

A pesar de que la culpa no era nuestra no hubo manera de convencer a la policía fronteriza, y como no estábamos dispuestos bajo ningún concepto a regresar a Kisangani ni podíamos tomar otra ruta alternativa dado que Bukavu, al sur del lago Kivu y también fronteriza con Ruanda era todavía mucho mas peligrosa que Goma y estaba también cerrado su consulado, determinamos bloquear la escasa circulación de vehículos entre el Congo y Ruanda atravesando nuestro camión en la "tierra de nadie" en la mitad mas próxima a Ruanda. Al tercer día y cansados de protestas la policía fronteriza permitió que Lorenzo y otro compañero se desplazasen a la capital Kigali con todos nuestros pasaportes para obtener los visados, después de lo cuál ya pudimos continuar nuestro camino en dirección al norte de Tanzania sin mas problemas.

El recuerdo que tengo de la Ruanda oriental es el de "las verdes colinas de Africa" con un clima suave y pastos y ganadería vacuna por todas partes, un paisaje que cambia ya al entrar en la sabana del norte de Tanzania camino de Mwanza, a orillas del gran lago Victoria en donde nos detuvimos un par de días bañándonos y pescando antes de dirigirnos al parque nacional del Serengueti, el mas antiguo, completo y el segundo mas grande del Africa centrooriental (una pequeña parte del mismo que se adentra en Kenya se conoce allí como Masai Mara) en dónde se puede ver todo tipo de animales, hienas, mandriles, cebras, ñus, búfalos, leopardos, leones, rinocerontes, elefantes, etc.y  en el cuál una noche nos libramos por poco de una estampida de búfalos cafres y a la mañana siguiente tuvimos que salir corriendo en el camión perseguidos por una manada de furiosos mandriles de afilados colmillos.

Del Serengueti continuamos hacia el muy exclusivo y bonito parque nacional del Ngorongoro localizado entre el Serengueti y el lago Manyara y situado en el interior de un enorme volcán extinguido de mas de 260 kilómetros cuadrados de cráter y unos 600 metros de profundidad, estando prohibida la entrada de vehículos exceptuando los del parque por ser muy peligroso el descenso al fondo del cráter. Ese inconveniente lo compensa con creces la belleza de su entorno así como que en él se encuentran algunas especies diferentes a las de los demás parques, rinocerontes negros, leones de melena negra y mas de cien especies de aves acuáticas entre ellos miles de flamencos, los cuales también se encuentran por millones en el lago Manyara ya muy próximo a la conocida ciudad de Arusha (*) punto habitual de partida para visitar todos esos parques nacionales y para dirigirse al Kilimanjaro.

Cuando llegamos a Arusha tenía ya la pierna tan ulcerada y podrida que me quedé ingresado en el hospital regional fundado en su día por los alemanes mientras mis compañeros, después de visitar el monte Meru, continuaban hacia Moshi para ascender al Kilimanjaro. En el hospital de Arusha, mucho mas grande y con mas medios que el de Goma me atendió y me operó un médico europeo el cuál me confirmó que la infección y podedumbre de la pierna que venía arrastrando se debía sin ninguna duda a los huevos puestos por las niguas en el Congo, asustándose al ver el grado de podedumbre ya que incluso tenía parte del hueso comido y prohibíendome continuar la expedición porque según él, mientras permaneciese en los trópicos, estaría propenso a nuevas infecciones y el "crater" de mi pierna, de mas de seis centímetros de radio y bastante profundo, no se me iba a rellenar de carne ni a cicatrizar corriendo incluso el riesgo de que la putrefacción fuese a mayores y tuvieran que cortarme la pierna.

Mis planes sin embargo eran bastante diferentes, yo no quería regresar todavía a principios de marzo a la húmeda, fria y sombría Europa, así qué, asumiendo el riesgo, en vez de dirigirme por carretera a Nairobi para tomar allí un avión de regreso a España como tuvieron que hacer dos de mis compañeros por haberse agotado el tiempo inicialmente previsto para la expedición, desde Arusha tomé un autobús hasta la cercana ciudad de Moshi para reunirme allí con el camión y con mis compañeros muchos de los cuáles habían intentado subir al Kilimanjaro pero sólo unos pocos lo habían conseguido. De nuevo continuamos nuestro camino y cruzando la frontera de Kenya y atravesando la zona sur del parque nacional del Tsavo nos dirigimos a Mombasa, la segunda ciudad de Kenya a orillas del océano Indico y puerto principal del país.

Ya en Mombasa y con mucho pesar continuaron marchándose parte del grupo muy conscientes todos nosotros de que habíamos vivido una experiencia inolvidable sobreviviendo a las lógicas tensiones y los muchos problemas de una irrepetible aventura que nos marcaría para siempre. Unos pocos se fueron en tren a Nairobi para regresar a España, los demás nos fuimos hasta las playas de Malindi en dónde pasamos unos deliciosos días descansando, bañándonos y buceando en sus arrecifes de coral, luego casi todos los que quedaban partieron con Lorenzo y el camión a Nairobi para regresar desde allí a España, excepto Carlos Santos que se quedó en Kenya con el camión para intentar venderlo ó utilizarlo para futuras expediciones desde allí o bien para el trasporte de mercancías entre Nairobi y el puerto de Mombasa.

Yo desde Malindi me fuí en trasporte local con mi pierna muy tocada pero todavía entera hasta la pequeña, alejada, olvidada y paradísiaca isla de Lamu (**) cercana a la frontera con Somalia, en dónde me quedé algunos meses con una familia de origen yemení con ocho hijos (casi todas mujeres), varias casas con huerto, tres barcos de pesca patroneados por los hijos varones, y muchos burros para el trasporte del pescado, mercancías y personas, y fué allí dónde por fin la pierna comenzó a curarse y cicatrizarse a base de ancestrales unguentos y contínuos baños, paseos por las playas y excursiones de pesca en el mar.

(*) Arusha es la principal ciudad del norte de Tanzania, hoy en día está muy bien comunicada por carretera asfaltada con Nairobi distante tan sólo 175 kilómetros y cuenta además con un activo aeropuerto internacional. Es por todo ello el principal punto de partida para visitar los cercanos parques nacionales del Serengueti, Ngorongoro, el lago Manyara, el monte Meru y el Kilimanjaro considerados casi todos ellos patrimonio de la humanidad.

(**) La pequeña y paradisíaca isla de Lamu, situada entre Malindi y la frontera con Somalia fué colonizada por los yemeníes, mas tarde por los portugueses, y actualmente pertenece a Kenya. La mayoría de la población es musulmana liberal y de cultura swahili, en la isla abundaban los burros, las playas, los manglares y los barcos de pesca. En la época en que yo me quedé allí todavía quedaba algún hippie y a cambio de una dote de poco mas de 120 dólares podías tener una mujer y una casa con huerto. Hoy en día es una isla muy de moda entre la gente bien y hasta llegan avionetas turísticas de Mombasa y Nairobi.