12 may 2012

TRANSAFRICANA, DE MADRID A KENIA EN UN VIEJO CAMION. (6ª parte)

NIGUAS, OKAPIS, PIGMEOS

Durante los días que pasamos en Bumba tuve ocasión de conocer y entablar una cierta amistad con una de las últimas esposas del "emperador" Bokassa de Centroáfrica, una mujer joven de una extraña belleza hija de una nativa Ashanti del norte de Ghana y de un comerciante libanés afincado desde hacía muchos años en Bumba. Fué ella la que me contó, en una de las varias charlas que tuvimos en la terraza de un pequeño hotel a orillas del río Congo que no era cierto el supuesto canibalismo de Bokassa, que nunca comió niños como se divulgó por todo el mundo sino monos pelados y asados que en ocasiones se les parecían.

Bumba era una pequeña pero muy animada y activa ciudad debido fundamentalmente al gran tráfico de mercancías por el río, allí atracaban continuamente unas gigantescas barcazas, las cuáles, empujadas por remolcadores, ascendían ó descendían por el rio Congo desde Kinshasa (capital del Congo), y Kisangani (la antigua Stanleyville), la mayor ciudad en el noreste de la república del Congo hacia donde nosotros nos dirigíamos. En Bumba nos separamos de mutuo acuerdo en dos grupos, los que decidieron continuar por tierra con el camión dando un amplio rodeo vía Buta hasta Kisangani, y los demás, un poco cansados de tanto camión y deseosos de vivir nuevas experiencias decidimos embarcarnos en una de esas barcazas que río arriba en unos pocos días nos llevarían hasta Kisangani.

Fué una experiencia maravillosa navegar Congo arriba aunque tendría también su precio. Las barcazas de carga eran unas enormes plataformas flotantes que iban parando en las márgenes del río (en ése tramo de varios cientos de kilómetros no había carreteras) abasteciendo a las factorías de aceite de palma, madera, mandioca, etc. dispersas a lo largo del río y recogiendo sus productos para llevarlos a los mercados de las lejanas ciudades. En esas barcazas, encima de la carga, se formaban verdaderos campamentos en los cuáles se dormía, se cocinaba, se comía y se intercambiaba de todo. El río era ancho y muy bonito, en ocasiones veíamos en sus selváticas orillas elefantes, cocodrilos e hipopótamos, por su cauce descendían multitud de ramas y plantas flotantes con flores multicolores, y de vez en cuando pasábamos al lado de alguna pequeña isla poblada con sus chozas sobre pilotes y piraguas conducidas por pescadores bantúes, los cuáles en cuánto nos veían venir se acercaban rapidamente a la plataforma en marcha para vendernos ó cambiarnos su pesca por algún producto ó mercancía.

En la sucia plataforma ó en una de esas paradas en las factorías se nos introdujeron a algunos de nosotros "niguas" (*) en los tobillos, los cuáles empezaron a hincharse y a molestarnos y en cuándo llegamos a Kisangani, dos días mas tarde que nuestro camión, nos sajaron y extrajeron en el hospital quedándonos como recuerdo unas pequeñas cicatrices. En Kisangani pasamos unos días descansando, reparando y abasteciendo nuestro camión, y visitando la ciudad y sus cercanías, entre otras cosas, los rápidos del río Wagenya (así se llama el Congo no navegable) originados por las muy cercanas cataratas Boyoma que impedían la navegación río arriba, los gigantescos artilugios de cañas de bambú clavadas en las rocas del fondo del río sujetando unos enormes conos trenzados que utilizaban los nativos para la pesca industrial y que son quizás la imagen mas emblemática de Kisangani.

Salimos de Kisangani por una pista en dirección noreste con intención de visitar, a unos 500 kilómetros de distancia y a través ya del territorio de los pigmeos mbuti la reserva de los muy escasos y delicados Okapis de Epulu, animales únicos en el mundo con ancas de cebra, cuerpo de caballo y cabeza de jirafa, los cuáles sólo se conservan en esa zona del río Epulu en uno de los parajes mas bonitos de todo el continente africano.

Camino ya de Mont Hoyo (en los montes Ruwenzori ó montes de la Luna) en una acampada que hicimos en el río Ituri nos despertó de madrugada muy alarmado un compañero, saltamos del camión y nos encontramos rodeados de una cuadrilla de cazadores pigmeos con caras muy serias y cargados de redesde pesca, lanzas, arcos y flechas (**) muy atentos a todos nuestros movimientos, la tensión se palpaba en el ambiente y se deshizo de la forma mas tonta, un compañero del camión encendió un cigarrillo, uno de los pigmeos se lo arrancó bruscamente de las manos e imitándolo se puso a fumar, empezó a toser de tal manera que toda la cuadrilla de pigmeos rompió a reir, nosotros también, y acabamos compartiendo la comida que había en el camión e intercambiando cervezas y cigarrillos por arcos y flechas.

Desde Mont Hoyo continuamos hacia el sur para atravesar en los siguientes días el parque nacional de la Virunga, en dónde tuvimos otra muy fuerte vivencia.

(*) Las niguas (tunga penetrans) son unos pequeños insectos parecidos a las pulgas que se dan en muchas "zonas sucias" de Africa y Sudamérica introduciéndose generalmente en los piés y los tobillos, las notas porque en poco tiempo producen hinchazón, picor y dolor, y en general se extraen sajando la piel y apretándola hasta que salen. Sin embargo si te ponen sus huevos se origina una putrefacción de la carne (es lo que me ocurrió a mi poco después) que puede ser mortal. Una de las mas recientes epidemias se produjo en Uganda en el otoño del 2010 y en ella murieron al menos 20 personas y fueron infectadas muchos miles en apenas 2 meses.

(**) Los Pigmeos, pequeños pero muy robustos, son seminómadas, instalan sus poblados en zonas de la selva que previamente han quemado y limpiado, y construyen sus chozas de forma semiesférica con ramas y hojarasca. Las mujeres se dedican a la recogida de leña, miel, cuidado de los hijos y del hogar, cultivo de ñame, mandioca, etc. y los hombres a las cacerías en grupo alejándose en ocasiones a mucha distancia del poblado, utilizan redes, lanzas y arcos con tres tipos de flechas algunas de ellas envenenadas según sean para la caza de pájaros, monos ó animales mas grandes como antílopes o jabalíes los cuáles entierran hasta su vuelta al poblado. Cuando la caza escasea en su territorio trasladan los poblados a otra zona de la selva.